sábado, 18 de agosto de 2012

MAMERTO Y LAS TERMITAS

MAMERTO Y LAS TERMITAS

Era un soleado día de domingo. Mamerto había ido de excursión al bosque con su clase. Él y sus amigos se pusieron a jugar al escondite. De repente, Mamerto oyó una voz que decía: “¡Cuidado!”. Miró a derecha e izquierda, sin saber de dónde venía dicha voz, pero no vio a nadie.
Un poco más tarde, volvió a escuchar la misma voz. Esta vez dijo: “¡Estoy aquí abajo!”.
Mamerto se dio cuenta de que, justo al lado de su pie, había un insecto parecido a una hormiga.
“¿Quién eres?”, le preguntó.

“Soy una termita”, contestó la minúscula criatura.
“Nunca he oído hablar de un animal llamado termita”, dijo Mamerto pensativo. “¿Vives sola?”
“No”, respondió el insecto. “Vivimos en grandes grupos dentro de nidos. Si quieres, te mostraré uno.”
Mamerto estuvo de acuerdo, así que marcharon. Cuando llegaron, lo que la termita le enseñó a Mamerto era algo parecido a un edificio alto con ventanas.
“¿Qué es esto?”, quiso saber Mamerto.
“Es nuestra casa”, le explicó la termita. “La construimos nosotras mismas.”
“¡Pero sois tan pequeñas…!”, objetó Mamerto. “Si tus amigas tienen tu misma talla, ¿cómo podéis hacer algo tan grande como esto?”
La termita sonrió. “Tienes razón al sorprenderte, Mamerto, porque es realmente sorprendente que criaturas tan pequeñas como nosotras podamos construir lugares como éste. Pero no olvides que esto es algo fácil para la naturaleza, que todos somo diferentes.”
“Aún más, aparte de ser muy altas, nuestras casas tienen otras peculiaridades. Por ejemplo, tenemos habitaciones especiales para los niños, lugares para cultivar el moho, y la habitación de la reina. Y no olvides el sistema de ventilación. Gracias a él, equilibramos la humedad y la temperatura del interior. Y, antes de que se me olvide, déjame decirte algo más: ¡somos ciegas!”
Mamerto estaba atónito: “A pesar de ser tan pequeñas y de que apenas podéis ver, construís casas como los edificios que hacen las personas. ¿Cómo es posible?” Pero ahora debo regresar a casa y ayudar a mis amigas.” extraordinario talento. Nos creó la naturaleza de tal manera que podemos hacer todas estas cosas.
Mamerto lo comprendió: “Muy bien, ahora mismo voy a ir a contarles a mi profesor y a mis compañeros lo que he aprendido de vosotras.”
La termita sonrió de nuevo: “Como te dije antes, es la naturaleza quien nos proporciona este habilidad"
“Buena idea, Mamerto”, dijo la termita despidiéndose. “Cuídate. Espero volver a verte."

No hay comentarios: