CUENTOS MÍNIMOS
¿Quieres que te cuente un cuento?
Pues aquí tienes un ciento.
Pues aquí tienes un ciento.
Este es el cuento de una ardilla,
te lo cuento y se acaba enseguida.
te lo cuento y se acaba enseguida.
Un ratoncito iba por un descampado
y este cuentecito se ha acabado.
y este cuentecito se ha acabado.
Este es el cuento de una canasta
y con esto que te digo basta.
y con esto que te digo basta.
Este es el cuento de un soldado
que no empezó y ya está acabado.
que no empezó y ya está acabado.
Había una vez un pollito inglés
que se fue a Francia y se volvió francés.
que se fue a Francia y se volvió francés.
Esto era una vez una serpiente
que se cayó y se partió los dientes.
que se cayó y se partió los dientes.
Esta es la historia de un saltamontes
que salta y baila y siempre se esconde.
¿Sabes tú dónde?
que salta y baila y siempre se esconde.
¿Sabes tú dónde?
- ¿Quieres que te cuente
el cuento del ganso?
- No, porque me canso.
el cuento del ganso?
- No, porque me canso.
Érase una vez
un perrito de grafito
con las patas de goma.
El perrito se rascó
y el cuento se acabó.
un perrito de grafito
con las patas de goma.
El perrito se rascó
y el cuento se acabó.
¿Quieres que te cuente un cuento?
- Sí.
- Tu tío es un sargento.
- ¿Quieres que te cuente un caso?
- Sí.
- Tu tío es un payaso.
- Sí.
- Tu tío es un sargento.
- ¿Quieres que te cuente un caso?
- Sí.
- Tu tío es un payaso.
Había una vaca
que se llamaba Victoria.
se murió la vaca
y se acabó la historia.
que se llamaba Victoria.
se murió la vaca
y se acabó la historia.
Un ratón se subió a una baranda,
se tiró un pedo y dijo: ¡caramba!
¡Que viva la sal, que viva el salero
que vivan los ratones que se tiran pedos!
se tiró un pedo y dijo: ¡caramba!
¡Que viva la sal, que viva el salero
que vivan los ratones que se tiran pedos!
ERA UNA PALOMA
Era una paloma;-punto y coma-
que tenía un hijo.
-punto y seguido-
Y se fue a Marte.
-punto y aparte-
Era un animal.
-punto y final-
(Cuento enviado por Maria Viu, Valencia, España)
EL MOLINERO
Había una vez un molineroque molía con esmero,
día y noche sin parar,
para que así el panadero
pudiera hacer el pan.
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