lunes, 20 de agosto de 2012

Los chiquitos también son fuertes

    Los chiquitos también son fuertes
    Texto: Héctor Quintero Travieso
    Ilustración: Saroal

    Los chiquitos también son fuertes


    Un día en que me quejaba de que era chiquitico y flaquito, mi papá me relató una historia que ocurrió durante la invasión de los mercenarios, pagados por Estados Unidos, por Playa Girón. Desde entonces sé que no por chiquito se tiene menos valor. Me contó que conoció a dos milicianos de los que no recordaba los nombres. Uno era alto, fuerte y joven, y el otro delgado, pequeño y viejo. Manejaban una ametralladora antiaérea, bastante pesada, contra los aviones norteamericanos, que disfrazados de aeronaves cubanas, agredían nuestro territorio. El fuerte disparaba y el veterano proveía las pesadas municiones. 
    De pronto el joven y fuerte comenzó a quejarse y gritaba que lo habían herido. Cuando el viejo fue a socorrerlo le preguntó que dónde le habían dado, entonces el joven le enseñó un rasguño en el brazo Playa Girón.a lo que  el viejo le dijo:
    —No sea vaina, hombre– (algo así como que no sea penco) y le enseñó la espalda ensangrentada por la metralla; estaba herido de mucha más gravedad pero no se quejaba.
    Dice mi papá que el corpulento joven se quedó boquiabierto y se llenó de una fuerza y un valor increíbles que le permitieron continuar combatiendo, junto a su compañero herido.
    A mi papá, esos combatientes y la victoria en Playa Girón le enseñaron que no por chiquito se es menos fuerte.

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