Un domingo, Mamerto fue de paseo al bosque con su padre. Mientras
paseaban, pensaba en lo hermosos que eran los árboles y la naturaleza.
Su padre se encontró con un amigo y, mientras los mayores hablaban, Mamerto oyó un ruido: Tap, tap, tap, tap, tap, tap…
El sonido provenía
de un árbol. Mamerto se acercó al pájaro que hacía ese ruido y le
preguntó: “¿Por qué golpeas el árbol con tu pico de esa manera?”
El
pájaro dejó lo que estaba haciendo y se volvió para mirar a Mamerto. “Soy
un pájaro carpintero”, respondió. “Hacemos agujeros en los árboles y
construimos nuestros nidos en ellos. A veces almacenamos comida. Éste es
el primer agujero que he hecho, aunque haré cientos como él.”
Mamerto miró el agujero más detenidamente. “Bueno, pero ¿cómo almacenas la comida en un sitio tan pequeño?”, le preguntó.
“Los
pájaros carpinteros nos alimentamos principalmente de bellotas, que son
muy pequeñas”, le explicó. “Dentro de cada agujero que haga meteré una
bellota. De este modo almacenaré suficiente comida.
”Mamerto estaba
asombrado: “Pero en vez de esforzarte haciendo muchos agujeros
pequeños”, dijo, “podías hacer un agujero grande y meter allí toda la
comida.”
El
pájaro carpintero sonrió: “Si hiciese eso, otros pájaros podrían
encontrar mi almacén y robar mis bellotas. Además, los agujeros que hago
tienen dimensiones distintas, para introducir las bellotas de acuerdo a
su tamaño. El tamaño de la bellota y el del agujero son idénticos. Así,
la bellota encaja perfectamente dentro del agujero. Gracias a que mi pico está preparado para volver a sacar las bellotas de los
agujeros fácilmente, no tengo problemas en hacerlo; pero otros pájaros
no pueden, así que mi comida está a salvo. Por supuesto, no tengo el
juicio suficiente para elaborar este plan. Sólo soy un simple pájaro
carpintero. La naturaleza es sabia y permite que haga estas cosas. La vida es quien me enseña
cómo esconder la comida, y por eso mi pico tiene la forma apropiada para
poder hacerlo. En realidad, no se trata sólo de mí –todos los seres
vivos son capaces de hacer este tipo de cosas porque nuestros padres nos ensenó.
Mamerto estuvo de acuerdo: “Tienes razón. Gracias por contarme todo esto. Me has hecho recordar el gran poder de la naturaleza.”
Mamerto dijo adiós a su amiguito y volvió con su padre. Estaba muy contento
porque, dondequiera que miraba, encontraba otro de los milagros de la naturaleza
No hay comentarios:
Publicar un comentario