sábado, 19 de enero de 2008

HUESCA



LA LEYENDA DE FORMIGAL

Al igual que nuestra fabla y nuestras tradiciones, también las mitología aragonesa parece que se ha refugiado entre los escondrijos del Pirineo. Allí acudimos en busca de nuestra esencia y de nuestro pasado.

Allí se contaba antiguamente antes de que la televisión rompiera el echizo de las largas conversaciones entre padres y abuelos los cuales se encargaban de transmitir toda su sabiduría y las historias que pasaban de generación en generación.

Pero quedan todavía las purnetas para reconstruir nuestra mitología, yo no se si es que los bosques, las montañas, cumbres , las nieves y los cierzos crean el caldo del cultivo adecuado a la leyenda o si el contagio de la mitología latina que humanizaba y multiplicaba dioses ayudo a crear el mito.

La montaña, imponente recorta su blancura contra el cielo azul. Miras a lo alto y vas caminando y cada vez que la miras cambia de figura , antes parecía la quilla de un velero solitario , después una pirámide y también se ve el perfil inmaculado de una diosa.

Por eso no es de extrañar que los montañeses hayan encontrado siempre en todas sus montañas y heleros y en rocas y lagos, la personificación mas absoluta de lo humano, prestándole a todos sus sentimientos y pasiones de hombres y mujeres.

La leyenda que en tantas culturas a servido a servido para difuminar la historia de los pueblos o su interpretación, la leyenda pura que nos sirve, no para descifrar la naturaleza , sino para descubrir el alma poética de sus hombres. Es el caso de la leyenda de Formigal.

Formigal en aragonés significa " hormiguero", como todo el mundo sabe. No obstante cuando uno visita ese precioso paraje ya famoso en el mundo del esquí se queda sorprendido por la ausencia de hormigas blancas que en tiempos antiquísimos, por lo visto abundaban allí.

Y entre Formigal y Sallent de Gallego destaca una de las peñas mas emblemática del Pirineo, su silueta con una doble punta a manera de bonete se refleja ahora en el lago artificial de Lanuza porque le gusta repetirse ya que es única. La llaman" La Peña Foratata " y los que la han escalado aseguran que esta casi hueca. Una boca en su cima, parece la entrada del mundo del mas allá: un volcán que nunca ha tenido erupción:la puerta del centro de la tierra.

Todos estos datos han formado la leyenda.

El anciano que me lo contaba hablaba con voz bajita y susurrante, como soñadora; y la vivía de tal modo que daría yo algo por reproducir exactamente sus palabras, ya que no sus gestos.

Anayet y Arafita eran tal vez lo dioses mas pobres de la montaña, les habían despojado de sus pinares y abetales, ni siquiera fresas o chordones, hasta sus ganados escaseaban sus senderos se habían convertido en pasos de contrabandistas.

Anayet y Arafita eran pobres pero trabajadores y honrados,Poco les importaba que los otros dioses- montañas los despreciaban porque ellos en su pobreza eran felices. Es mas tenían un tesoro que por nada lo cambiarían: una hija preciosa la diosa Culibilla a la que el cielo doto de todas las bellezas y cualidades entre las que destacaban el candor y su hermosura. Nada quería saber nunca de las pretensiones de todos los dioses pirenaicos.

Sus mejores afectos eran sin duda hacia los corderillos que competían en blancura con los inmensos heleros y glaciales que rompían el verdor de sus montañas .Y mas aun amaba a las humildes y trabajadoras hormigas blancas que durante el verano continuaban blanqueando la montaña, hasta el punto que Culibilla la bautizo con el nombre de Formigal.

La tranquila paz se acabo el día que Balaitus se enamoro ardientemente de Culibilla.

Balaitus era el revés de la medalla: fuerte, poderoso, temido por todos, nadie se oponía jamas a sus deseos. El amasaba las terribles tormentas del Pirineo y forjaba los rayos capaces de destruir todo lo que le apeteciera. Violento como ninguno, cuando se enfadaba y hacia correr sus carros por encima de las nubes, se estremecían hasta los cimientos de las montañas.

¿Como iba a ser feliz Culibilla con ese dios ? Naturalmente, lo rechazo como a todos los demás que la habían pretendido, pero en mal momento ya que a el era la primera vez que lo rechazaban, y juro raptarla. Anayet y Arafita temían sus furores pero ¿ que podían hacer los pobres por defender a su hija ?

En tres zancadas dicen que se presento Balaitus ante Culibilla, decidido a cumplir su propósito. Las montañas todas estaban atónitas, sin atreverse a defender a la hermosa y desgraciada diosa, Balaitus era el Zeus de aquel Olimpo Pirenaico. Y dice la leyenda que entonces Culibilla, al verse perdida, grito: ¡ A mi las hormigas !

A millares acudieron de todos los sitios las hormigas blancas que empezaron a cubrir a Culibilla ante los ojos de Balaitus que, horrorizado, emprendió la huida.

Culibilla, en el colmo de la amistad y el agradecimiento, se clavo un puñal en el pecho para guardar dentro junto a su corazón, todas las hormigas: es el foru de Peña Foratata.

Y cuenta que los que suben al Forau de la Peña pueden claramente los latidos de Culibilla, la diosa agradecida.

Y aseguran también que en Formigal, desde entonces,ya no hay hormigas blancas: todas las tiene ella.

PIRINEO



El OSO Y EL HERRERO

Hasta el siglo pasado abundaron los osos por el Pirineo. La guerra que les hicieron los pastores consiguió casi eliminarlos del todo lo mismo que a los lobos.Ambos animales eran temidos por todos los ganaderos porque eran capaces de dejarlos sin ovejas.

El oso era mas noblote y solo mataba para comer cuando estaba hambriento y no disponía de otro alimento, en cambio el lobo , mataba por matar. Como si encontrara un placer en ello.Porque la sangre le ex citaba, y si saltaba dentro de un aprisco podía degollar todas las ovejas y coederos que hubiera en el .

La mejor defensa contra los lobos eran los mastines del Pirineo, esos perrazos grandes, blancos y bonachones, pero capaces de enfrentarse a una manada de lobos para defender a su rebaño. Sus amos les ponían en el cuello un collar de cuero erizado de clavos pues ya se sabe que los lobos suelen abalanzarse hacia la garganta de sus presas. De los oso no había manera de defenderse como no fuera a tiros.

Y también surgió un personaje típico en aquellos años.el matador de lobos. El fue el que los elimino prácticamente de nuestras montañas. Vivía de eso. Como una especie de " caza - recompensas".cuando se enteraba de la presencia de algún lobo en algún sitio, allá iba con una escopeta y no paraba hasta que acababa con el animal. Después de matarlo lo despellejaba y paseaba su piel por todos los pueblos de la redolada y los ganaderos le pagaban buenas propinas.

El oso era otra historia. Vale la pena escucharla igual que la escuche yo de labios de un montañés.

Pues señor, esto era una vez un herrero de un pueblecito del Pirineo. Vivía solo en su casa pues ninguna moza había querido casarse con el. Y es que tenia un genio verdaderamente endemoniado. No se trataba con nadie. El mismo se hacia la comida y cuando no trabajaba en la herrería, nadie sabia en que se ocupaba. Se encerraba en casa o deambulaba en solitario por los bosques de alrededor.

Era alto, corpulento, forzudo como todos los herreros y mas peludo que un oso. Hasta el hierro le tenia miedo: en cuanto lo sacaba de la fragua al rojo vivo y lo ponía sobre el yunque y agarraba el mazo con sus manazas, ya se ponía a temblar adivinando lo que se le venia encima. Además era muy mal hablado y juraba como un carretero. No es raro que las gentes se apartasen de el y que con nadie tuviera trato. Claro que, tarde o temprano, todos tenían que acudir a el cuando tenían que herrar a las caballerías,arreglar un arado, afilar una azada o remendar una cerraja.

También las bestias lo conocían de forma que cuando herraba a una mula,el animal estaba quieto como una estatua y no chistaba para nada por miedo a que le retorciese mas de la cuenta la cuerda que le sujetaba la oreja o el morro.

Así era el famoso herrero de nuestra historia.

Pues bien, una mañana apareció por el pueblo un pordiosero pidiendo limosna por caridad. Las gentes eran de buen corazón y en una casa le daban una tajada de pan, en otra un trozo de chorizo, en otra unas monedas, para remediar sus necesidades. Así, recorriendo la aldea llego también a la herrería.

Algo debió adivinar cuando vio la hosca figura del herrero trabajando en la fragua con cara de pocos amigos y pareció que no se atrevía a entrar. Desde la puerta exclamo: Ave María Purísima. Una limosna por amor de Dios.

El herrero ni se movió. Y el otro repitió su petición. Nuestro hombre estaba de peor humor que nunca, vete a saber por que. En aquel momento estaba calentando una herradura en las brasas, sujetándola con las tenazas. Se detuvo un momento en su trabajo y observo al mendigo de pies a cabeza.

Iba descalzo el pordiosero, cubierto de harapos, con una barba de muchos días y todo desgreñado. El herrero se tomo su tiempo para contestar,pero la respuesta fue horrible : "¡ Toma, calzate y vete a pastar !"

Y diciendo esto le tiro la herradura ardiendo a los pies.

El pobre mendigo, sorprendido, exalo un quejido por el terrible impacto. Luego enfadado por aquel insulto lo miro fijamente y le lanzo una maldición: " Eres un oso y seras oso; te subirás a los arboles menos al arto que te pincharan ni al abeto porque patinaras ".

Al momento, el despreciable herrero quedo convertido en un oso, lanzo un alarido, salio de la herrería y huyo bramando al bosque.

Dicen que todos los osos grises de nuestra montaña son descendientes de aquel herrero. Y por eso son unas fieras que pueden caminar derechas, sobre los pies, como las personas. Y por eso son tan peludos. Y por eso pueden trepar a todos los arboles menos al arto y al abeto.

La leyenda nos asegura que aquel pordiosero era en realidad nuestro Señor.

LEYENDAS CANARIAS

Leyendas Canarias





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Lee las leyendas más comunes en las Islas Canarias.



EL JARDíN DE LAS HESPERIDES

Hesíodo (poeta griego del s. VIII a.C.) escribe sobre el legendario Jardín de las Hespérides. Comenzaba su historia con Atlas.

Atlas era un gigante, hijo del Titán Japeto. Los titanes fueron vencidos por Zeus, rey de los dioses, que los arrojó al Tártaro -el infierno. Atlas había participado en la lucha junto a su padre, y según unos, Zeus lo condenó a sostener la bóveda celeste sobre sus hombros. Según otros, Perseo le enseñó la cabeza de la Medusa y lo convirtió en una alta montaña que sostuviera el cielo. Sea lo que fuere, Atlas debía sostener el cielo más allá de las Columnas de Hércules -el estrecho de Gibraltar.

Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres vivían en la tierra más occidental del mundo, unas islas maravillosas en el Océano Atlántico, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles producían manzanas de oro. La diosa Gea (la Madre Tierra) había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para los reyes de los dioses, Zeus y Hera.

LA ATLÁNTIDA

Durante siglos, incluso después de la conquista española, se creyó que las islas eran las cumbres de las montañas de la Atlántida, el gran continente sumergido del cual habló Platón en su diálogo "Timeo y Critias".

La Atlántida era una gran isla, "más grande que Libia y Asia juntas", situada al otro lado de las Columnas de Hércules (el Estrecho de Gibraltar). Era dominio de Poseidón, dios del Mar, y estaba habitada por los Atlantes, descendientes de Atlas, su primer rey, hijo del mismo dios y de una mujer mortal.

La Atlántida tenía toda clase de riquezas, su pueblo era el más avanzado del mundo, y en su centro estaba la gran capital con el Palacio y el Templo de Poseidón. Sus hombres de ciencia transmitían conocimientos y civilización a los demás pueblos, con los que mantenían la paz.

Los Atlantes fueron durante muchas generaciones fieles a sus leyes de justicia, generosidad y paz. Pero con el tiempo degeneraron y se hicieron avariciosos y belicosos. Otros añaden que descubrieron los secretos de los dioses, secretos de energías cósmicas y de fuerzas capaces de destruir el género humano.

Hace unos 11.500 años, Zeus, rey de los dioses, castigó a los Atlantes y, en el transcurso de una sola noche, erupciones volcánicas y maremotos destruyeron la gran isla en un cataclismo de proporciones cósmicas.

Según la leyenda, de la Atlántida quedan a la vista sólo las islas Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde: lo que fueron las cumbres de las altas montañas del continente perdido. Pero sus palacios y templos se encuentran en el fondo del océano que tomó de él su nombre: el Atlántico.

" Hoy sus recios palacios los habitan delfines

y las algas tapizan el prado y el vergel..."



OCEANO TENEBROS
Algunos -parece que muy pocos- navegantes llegaron a Canarias en la Antigüedad. Las islas se hallan en el Océano Atlántico, llamado el "Océano Tenebroso", en el que muy pocos se arriesgaban. Por otra parte, la corriente de Canarias fluye en direccion suroeste y luego vira al oeste, arrastrando las embarcaciones hacia lo que durante siglos se creyó el fin del mundo. Aquellos pocos fenicios, griegos y romanos que llegaron a las islas y que consiguieron regresar para contarlo, las rodearon de un halo de magia y de leyenda.

Según las historias de marinos que circulaban por el Meditérraneo, el Océano Atlántico estaba lleno de monstruos de todo tipo que destruían las naves que por él se aventuraban, y devoraban a sus tripulantes. En cualquier momento se podían encontrar gigantescos remolinos, tempestades provocadas por airados dioses o... el fin del mundo. Una vez llegado al borde del mundo, que se creía un disco plano, los imprudentes marinos caerían al abismo.

Según algunos historiadores, en algunas de estas leyendas había una razón económica y militar. Los fenicios, hábiles marinos y comerciantes, conocían algunas rutas del Atlántico, bordeando Africa o Europa. Como no les interesaba que algún otro pueblo les hiciera la competencia, propagaban rumores y leyendas que mantuvieran a los visitantes alejados.




LA ISLA FANTASMA: SAN BORONDON

Las Islas Canarias son siete... y sin embargo, se busca una octava isla. Se trata de la isla fantasma, la isla misteriosa, la isla de San Borondón. San Borondón es la forma canaria de Saint Brendan o Saint Brandan de Clonfert (480-576 d.C.), monje irlandés, protagonista de uno de las leyendas más famosas de la cultura celta: el viaje de San Brendano o Brandano a la Tierra Prometida de los Bienaventurados, las islas de la Felicidad y la Fortuna.

Según el poema irlandés, Brendan era un monje de Tralee, en el condado irlandés de Kerry. Ordenado sacerdote en el año 512 d.C., partió junto con otros 14 monjes en una frágil embarcación que se internó en el Atlántico. La leyenda recoge el relato de sus aventuras, cómo recogieron otros 3 monjes más a lo largo de su viaje, sus encuentros con demonios que vomitaban fuego, con columnas de cristal flotante, con monstruosas criaturas tan grandes como islas.

Brendan y sus compañeros llegaron a una isla, en la que desembarcaron. Estaba llena de árboles y otros tipos de vegetación. Celebraron misa, y de pronto la isla comenzó a moverse. Se trataba de una gigantesca criatura marina, sobre cuyo lomo se encontraban los monjes.
Después de muchas peripecias, Brendan consiguió regresar a Irlanda.

Muchos se basan en esta leyenda para afirmar que marinos irlandeses debieron alcanzar, posiblemente, las costas de Norteamérica o de Terranova, así como de Islandia y otras islas del Atlántico Norte, en la Alta Edad Media.

Lo cierto es que desde el siglo XV, a lo largo del cual las Islas Canarias son conquistadas, comienzan a oirse los relatos de una octava isla, que a veces se divisaba al oeste de La Palma, El Hierro y La Gomera. Cuando los navegantes intentaban aproximarse a ella, y se encontraban a la vista de sus costas, montañas y valles, la isla era envuelta por la bruma y desaparecía completamente. Evidentemente, la isla fue rápidamente identificada con la mítica isla-ballena de San Brendan, cuyo nombre se convirtió, en Canarias, en "San Borondón". Se creyó a pies juntillas en su existencia, y no faltaron relatos detallados de algún que otro navegante que juraba haber desembarcado en la isla y haberla explorado antes de que volviera a hundirse en el Océano. En algún tratado internacional firmado por el Reino de Castilla, haciendo referencia a Canarias, se hablaba de la soberanía castellana sobre *las islas de Canaria descubiertas y por descubrir*; como quien dice, por si acaso... La isla fue llamada "Aprositus", Inaccesible, y en otras versiones de la leyenda recibe el nombre de "Antilia" o "Isla de las Siete Ciudades", ciudades que se suponían fundadas por siete legendarios obispos.



En los archivos del siglo XVIII aparecen investigaciones oficiales realizadas por las autoridades de la Isla del Hierro, en la que declaran decenas de testigos que afirman haber visto la isla encantada desde las cumbres herreñas. A raíz de ello partió de Santa Cruz de Tenerife una expedición en busca de la isla.

Resulta asombrosa la tenacidad con la que la leyenda ha seguido viva en el folklore popular canario. San Borondón sigue siendo una presencia constante en la imaginación popular de las islas, y seguramente no hay isleño de Tenerife, La Palma, La Gomera o El Hierro que no haya oteado alguna vez desde las cumbres de su propia isla, buscando la isla perdida de San Borondón en el horizonte del oeste donde el sol se hunde en el azul cobalto del Atlántico.

"Resuenen tambores guanches
que la isla misteriosa
se divisa entre las olas;
dibujándose en la bruma
como si fuera una reina
con su cortejo de espuma...




LOS CAMPOS ELÍSEOS

Homero, el gran poeta de la Antigüedad, habla de los Campos Elíseos en La Odisea. Píndaro también habló de las "Islas de los Bienaventurados", y Virgilio las menciona en La Eneida.

En el fin del mundo se encuentran los Campos Elíseos, donde tras la muerte van de las almas de los héroes y de todos aquellos que han sido virtuosos. "Allí los hombres viven dichosamente, allí jamas hay nieve, ni invierno largo, ni lluvia, sino que el Océano manda siempre las brisas del Céfiro, de sonoro soplo, para dar a los hombres más frescura..." (Homero, La Odisea, canto III).

Los Campos Elíseos estaban administrados por Radamantis, hijo de Zeus y de Europa y hermano de Minos, Rey de Creta.



La Maldición de Laurinaga

En el siglo XV, don Pedro Fernández de Saavedra, fue nombrado señor de las islas Afortunadas, Fuerteventura. Don Pedro, tan conquistador en el amor como en la guerra, cobro fama, nada más llegar a la isla por sus aventuras con las muchachas guanches. Se casó, al poco tiempo de llegar allí, con doña Constanza Sarmiento, hija de García de la Herrera, y tuvo catorce hijos, amén de todos los ilegítimos que sembró por la isla en sus frívolas aventuras.

Con el transcurso de los años, uno de los hijos de doña Constanza, don Luis Fernández de Herrera, se convirtió en un apuesto caballero, heredando todos los defectos de su padre, pero ninguna de sus virtudes. Era altanero, petulante y conquistador; pero cobarde para la guerra. Y le resultaba divertido seducir a las muchachas indígenas, que le miraban como a un héroe.

En una ocasión, se encaprichó de una bellísima doncella que había sido bautizada como cristiana con el nombre de Fernanda. A la muchacha no le disgustaba la presencia de don Luis; pero no se decidió a poner en juego su reputación accediendo a sus deseos. Pasaron los meses y el galán siguió acosando a Fernanda, que cada día se sentía más dispuesta para aquel juego, hasta el extremos de aceptar una invitación de don Luis para asistir a una cacería organizada por su padre.

Llegado el día, don Luis se las arregló para estar solo toda la mañana con la ya enamorada doncella. Comieron plácidamente a la sombra de un chopo y poco después el joven caballero la invitó a dar un paseo. En animada conversación llegaron a una espesa arboleda cuando ya la tarde declinaba. Don Luis, creyendo que ya había llegado el momento de prescindir de galanteos platónicos, intentó abrazar a Fernanda. Ella trató de defenderse, pero comprendiendo que le sería imposible hacerlo, pidió socorro a grandes voces. Los gritos fueron oídos por los cazadores, y advirtieron la ausencia de la pareja.

Don Pedro montó en su caballo y, en compañía de otros caballeros, picó espuelas para dirigirse hacia allí. Antes de que llegaran, pudo acudir un labrador indígena, que al ver la situación de la doncella trató de defenderla de don Luis. Éste, ofendido y molesto, desenvainó un cuchillo, dispuesto a quitar la vida a aquel indígena.

Pero no fue posible, porque, tras nos minutos de lucha, el labrador pudo arrebatar el arma a don Luis. Iba a clavársela, como venganza, ciego de ira, cuando don Pedro, que llegaba a todo galope y había visto la escena se precipitó con su caballo sobre el campesino que cayó con violencia al suelo y murió en el acto.

Entonces apareció de entre los árboles una anciana indígena, madre del labrador, que, lanzando una mirada dolorida sobre aquel cuadro, se dio cuenta enseguida de lo ocurrido. Levantó la cabeza para conocer al causante de aquella muerte, y se encontró con la de don Pedro, el caballero que la había seducido en su juventud y del que había tenido aquel hijo que acababa de morir. La anciana, al reconocerle, ciega de indignación, le hizo saber que ella era Laurinaga y que aquel cadáver era el de su propio hijo. Luego, elevando los ojos al cielo, como invocando a los dioses guanches, maldijo con voz temblorosa y acento grave aquella tierra de Fuerteventura, por ser señorío de aquel caballero don Pedro Fernández de Saavedra, causante de todas sus desgracias.

Dicen que a partir de aquel momento empezaron a soplar sobre aquellas tierras los vientos ardientes del Sahara, que se empezaron a quemar las flores y toda la isla fue convirtiéndose en un esqueleto agonizante, que, según la maldición de Laurinaga, acabará por desaparecer.

viernes, 18 de enero de 2008

El que quería convertir al cristianismo a un judío

El que quería convertir al cristianismo a un judío

El judio Abraham, incitado por Giannotto de Civigni, va a la corte de roma y, al ver la maldad de los clerigos, vuelve a Paris y se hace cristiano.

Hubo en París un gran mercader y hombre bueno, a quien llamaban Giannotto de Civigni y que era leal y recto y traficaba mucho en paños. Tenía singular amistad con un riquísimo judío llamado Abraham, tambien comerciante y también hombre recto y leal. Y viendo Giannotto esa lealtad y rectitud, comenzó a compadecerse de que el alma de hombre tan bueno, sabio y de tal valía fuese a la perdición por falta de fe. Y así, amistosamente, principió a rogarle que, dejando los errores de la fe judaica, viniese a la verdad cristiana, la cual le cabía ver, como santa y buena, prosperar y aumentar siempre, mientras que la de Abraham, como este podía discernir, disminuía; y se anulaba. Respondía el judío que para él ninguna doctrina era santa ni buena fuera de la judeaica, y que en ella había nacido y en ella pensaba vivir y morir, sin que nada le apartase de esto. Pero Giannotto, pasados unos días, replicó a semejantes palabras mostrandole, con razones de mercader, por qué nuestra religión era mejor que la judía. Y aunque el judío era en la ley hebrea gran maestro, no obstante ( o movido por mucha amistad con Giannotto, o porque el Espiritu Santo pone palabras acertadas aun en la lengua del idiota), a Abraham empezaron a complacerle las exhortaciones de Giannotto. Cierto que obstinado en su creencia, se obstinaba en no abjurar. Pero , como él persistiera en su tenacidad, Giannotto no dejaba de insistirle, hasta que el judío, vencido por tantas instancias, le dijo:

- Ea Giannotto, pues a tí te agrada que me haga cristiano, dispuesto estoy a cumplirlo; y tanto, que quiero primero ir a Roma y ver allí al que tú dices es vicario de Dios en la tierra, para considerar sus maneras y costumbres y la de los cardenales, sus hermanos. Y si ellas me parecen tales que yo pueda, entre eso y tus palabras comprender que vuestra fe es mejor que la mía, según te has ingeniado en demostrarme, haré aquello que te dicho. Mas si no fuese así, seguiré judío como hasta ahora.

Oyendo esto Giannotto, sintiose sobremanera apenado y decíase para sí: <<>>. Y hablando a Abraham le dijo:

-¿ Por qué amigo mio, quieres tomarte tanta fatiga y tan gande gasto como te irrogaría el ir a aquí a Roma ? A más de que, por mar y tierra, todo abunda en peligros para un hombre rico como tú. ¿ No crees encontrar aquí quien te administre el bautismo? Y si alguna duda abrigas sobre la fe que te expongo, ¿dónde hay mayores maestros y hombres más sabios que aquí, todos los cuales podrán esclarecerte cuanto quieras o preguntes? Por todo lo cual me parece que tu marcha es superflua. Piensa que los prelados son allí como los que tú aquí has podido ver, y aun mucho mejores por estar mas cerca del Pastor principal. De tal manera, que te aconsejo que te evites esta fatiga, que puedes otra vez tomarte para alguna indulgencia, en cuyo caso yo quizá te haga compañía.

A lo que repuso:

- Bien creo, Giannotto,que sea como tú dices, pero, hablandotelo todo en una sola palabra, digo que (si quieres que haga lo que tanto me ruegas) estoy dispuesto a irme, y , si no nada haré.

Viendo la voluntad de su amigo, dijo Giannotto:

- Buena ventura lleves.

Y pensó que Abraham nunca se haría cristiano cuando viese la Corte de Roma, pero como él nada perdía en ello, lo dejó.

El judío montó a caballo y tan pronto como pudo se encaminó a la Corte de Roma, donde al llegar, fue recibido con honor por los judíos. Y, mientras estaba allí, sin decir a nadie para lo que había ido, cautelosamente comenzó a observar la conducta del Papa, los cardenales, de los otros prelados, y de todos los cortesanos. Y entre lo que él advirtió, como hombre agudo que era, y lo que otros le contaron, halló, que del mayor al menor todos allí, generalmente, pecaban con gran deshonestidad en cosas de lujuria, y no sólo en la natural, sino en la sodomítica, sin freno alguno de remordimiento o vergüenza, al punto de que sin la mucha influencia de las meretrices y los efebos no se podía conseguir nunca nada. Además de esto, conoció claramente que los que observaba eran universalmente comilones, bebedores, ebrios y más servidores de su vientre, como animales irracionales, y de la lujuria, que ninguna otra cuestión. Y, ahondando más, tan avaros y ansiosos de dinero los vió, que tanto la humana sangre, incluso la cristiana , como las cosas divinas, y a los sacrifícios y benefíos perteneciente, por dinero vendían y compraban, haciendo mayor mercadería y más ganancias teniendo, que cuanto pudiera encontrarse en París con ventas de pañerías u otras cosas. Habían a la sintonía descarada puesto el nombre de procuradoría, y llamaban a la gula sustentamiento, como si Dios, prescindiendo del significado de los vocablos, la intención de los pésimos ánimos no conociese y, a semejanza de los hombres, se dejara engañar por los nombres de las cosas.

Las cuales junto con muchas otras, que conviene callar, desagradaron sumamente al judío, como sobrio y modesto que era; y así, pareciendole haber visto bastante, resolviose a volver a París. Y así lo hizo. Y cuando Giannotto supo que había llegado, fue a él y, aunque lo que menos esperaba era que se hiciese cristiano, hízole, y el otro a él gran fiesta. Y en cuanto Abraham hubo descansado algunos dias, Giannotto le preguntó que le parecía el Santo Padre, y de los cardenales y los demás cortesanos. A lo que el judío respondió prontamente:

-¡ Así Dios los confunda a todos! Y te digo, que si juzgo bien, no me pareció ver allí santidad alguna, ni devoción, ni obra buena, ni ejemplo de vida ni de nada, en nadie que clérigo fuese. Pero la lujuría, la avaricia, la gula y cosas semejantes y peores ( si peores se pueden encontrar en alguien) parecióme hallarlas más por una sede de obras diabólicas que divinas. Y, a lo que estimo, se ve con toda solicitud, ingenio y arte se aplican a vuestro Pastor, y entiendo que todos los demás, a reducir a la nada y a arrojar del mundo la cristiana religión , aun cuando debieran ser fundamento y sustentáculo de ella. Mas, puesto, a lo que se me alcanza , no sucede lo que procuran, sino que continuamente vuestra religión aumenta y más lúcida y clara se torna, con razón me parece discernir entre que el Espiritu Santo es su fundamento y sostén, como más santa y verdadera que otra. Por lo cuál mientras me mantuve rígido y duro a tus exhortaciones y no quise hacerme cristiano, ahora abiertamente te digo que por nada del mundo dejaré de hacerme cristiano. Vamos, pues, a la iglesia y, allí, según debida costumbre de vuestra fe, me haré bautizar.

Giannotto, que esperaba una conclusión totalmente opuesta a aquella, sintióse, cuando así le oyó hablar, más contento que ningún hombre jamás lo fuera. Y fuese con él a Nuestra Señora de París y pidió a los clérigos de ella que diesen a Abraham el bautismo. Ellos, oyendo que así lo quería, apresuráronse a atenderle. Y Giannotto sacóle de la pila, llamándole Juan; y en breve a muchos hombres de valía hízoles este instruir adecuadamente en nuestra fe, que a muy deprisa aprendió; y fue luego hombre bueno y meritorio de santa vida.


EL Decameron.Giovanni Boccaccio. Día uno, narración tercera.

La Fábula de Arión

La Fábula de Arión

Mitologia Griega.

Arión era uno de los más famosos músicos citaristas de su tiempo, y el primer poeta ditiránbico que se tenga noticia; pues el fue el que invento el dtyrambo y dándole este nombre lo divulgo en Corinto.

La cosa suele contarse así: Arión habiendo vivido mucho tiempo en la corte al servicio de Periandro, quiso hacer un viaje a Italia y a Sicilia, como efectivamente lo ejecutó por mar; y despues de haber juntado allí grandes riquezas, determinó volver a Corinto. Debiendo embarcarse en Tarento, fletó un barco corintio porque de nadie se fiaba tanto como de los hombres de aquella nación. Pero, los marineros estando en alta mar, acordaron echarlo al agua para apoderarse de sus tesoros. Arión vislumbra la trama, y les pide que se contenten con su fortuna, la cual les cederá muy gustoso con tal de que no le quiten la vida. Los marineros, sordos a sus ruegos, solamente le dieron a escoger entre matarse por sus propias manos, y así lograría ser sepultado despues en tierra, o arrojarse inmediatamente al mar. Viendose Arión reducido a tan estrecho apuro, pidióles por favor le permitieran ataviarse con sus mejores vestidos, y entonar antes de morir una canción sobre la cubierta de la nave, dandoles palabra de matarse por su propia mano luego de haberla concluido. Convinieron en ello los corintios, deseosos de disfrutar de un buen rato oyendo cantar al músico mas afamado de su tiempo; y con este fin dejaron todos la popa y se vinieron a oirle en medio del barco. Entonces el astuto Arión: adornado maravillosamente y puesto en pie sobre la cubierta con la cítara en la mano, cantó una composicion melodiosa llamada Nomo orthio, y habiéndola concluido, se arrojó de repente al mar. Los marineros, dueños de sus despojos, continuaron su navegación a Corinto, mientra un delfín (según nos cuentan) tomo sobre sus espaldas al celebre cantor y lo condujo sobre sus espaldas a Ténaro. Apenas puso Arión los pies en tierra, fue directamente a Corinto, vestido con el mismo traje, y refirió lo que acababa de suceder.

Periandro, que no daba crédito entero al cuento de Arión, aseguró su persona y le tuvo custodiado hasta la llegada de los marineros. Cuando éstos llegaron, los hizo compadecer delante de sí, y les preguntó si sabrían darle alguna noticia de Arión. Ellos les respondieron que se hallaba perfectamente en Italia, y que le habían dejado salvo y bueno en Tarento. Al decir esto, de repente, comparece ante ellos Arión, con los mismos adornos con que se había precipitado al mar; por lo que aturdidos, no acertaron a negar el hecho y quedó demostrada su maldad. Esto es lo que refieren los corintios y lesbios; y en Ténaro hay una estatua de bronce, no muy grande, en la cual es representado Arión bajo la figura de un hombre montado en un delfín.


Los nueve libros de la historia. Clio.XXIII-XXIV.HEROTOTO.

La torre de babel

La torre de babel

Toda la tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras. Los hombres en su emigración hacia oriente hallaron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: "Ea, hagamos ladrillos y cozamoslos al fuego". Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras y de betún en lugar de argamasa. Luego dijeron: "Ea, edifiquemos una ciudad y una torre cuya cuspide llege hasta el cielo. Hagamonos así famosos y no estemos mas dispersos sobre la faz de la tierra". Mas Yavé descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando y dijo: "He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros". Asi Yavé los disperso de allí sobre toda la faz de la tierra y cesaron en la construcción de la ciudad. Por ello se la llamo Babel, porque allí confundió Yavé la lengua de todos los habitantes de la tierra y los dispersó por toda la superficie.

LA SANTA BIBLIA. Génesis 11.

El monarca de la mano horadada

El monarca de la mano horadada

Alfonso VI fue llamado el "monarca de la mano horadada". Este nombre tuvo su origen en los tiempos en que este rey se hallaba en el palacio de Almenón, rey árabe, de quien fue huésped al ser despojado del reino de León por su hermano Sancho.

Alfonso VI era hermano del gran Fernando I, que al morir, tras haber logrado victorias importantísimas sobre los árabes, cometió el error de dividir sus estados entre sus hijos. A Alfonso le correspondió León; a García, Galicia y a Sancho Castilla. A sus dos hijas Urraca y Elvira les dejó respectivamente los señorios de Zamora y Toro. Esta división impolítica dificultó en gran manera lo conseguido hasta entonces. La unidad del reino cristiano y la derrota del moro invasor, lo cual llegaría a ser realidad tres siglos después.

Como era que Sancho era el mayor de los hermanos, se creyó con más derechos y resolvió usar la fuerza para imponerse. Primero se enfrentó con Alfonso al que derrotó dos veces, la segunda con la ayuda del Cid Campeador. Alfonso fue encerrado en el castillo de Burgos hasta que los ruegos de su hermana Urraca salió en libertad para entrar en un convento.

El caracter bondadoso y caballeresco de Alfonso le granjeó las simpatias del moro que le trató como a un hijo. Le regaló una hermosa quinta a orillas de Tajo y en ella pudo vivir el monarca destronado con todo regalo y comodidad acompañado por tres de sus leales caballeros. Don Alfonso se hubiera sentido felíz de no recordar la humillación sufrída al arrebatarle su hermano el trono.

Hecho este preambulo, vamos a relatar el hecho que dió motivo a que el rey fuera llamado el de la mano horadada.

Cierta mañana el rey moro Almenón se hallaba con sus caballeros en la finca de Alfonso y entre ellos se suscitó una conversación acerca de la inexpugnabilidad de la plaza de Toledo.

- Es muy difícil apoderarse de Toledo, pero yo creo que la plaza no es inexpugnable- dijo uno de los caballeros.

-Yo creo, por el contrario que no ha nacido aún el que sea capaz de entrar en ella en son de guerra- afirmó otro.

El que había hablado antes insistió:

- Toledo puede ser tomado. No me cabe la menor duda.

- ¿ Y de qué medios se valdría para conseguir ocuparla?- Preguntó otro de los que intervenían en la conversación.

- Si yo fuera caballero cristiano y proyectara cercar Toledo, lo primero que haría es talar todos los campos de los alrededores; de tal modo, faltarían viveres y Toledo no tendría otro remedio que rendirse.

Las palabras del moro convencieron a todos, pero pronto se sobresaltaron al darse cuenta de que a pocos pasos de ellos se estaba don Alfonso, echado sobre el césped y en actitud de dormir. Pero ¿ era verdadera su actitud o sólo fingía y había oído la conversación?. La situación era peligrosa para ellos. Aquel hombre podía algún día ser el rey de Castilla y León y podía aprovechar entonces la idea que tan indiscretamente le habían brindado sus huéspedes. Intentaron averiguar si realmente dormía, pero sin resultado. El rey seguia inmóvil bajo el árbol. Como no estaban muy seguros, uno de ellos trajo una basija con plomo derretido y derramó unas gotas sobre la palma de la mano de Alfonso, el cual no se movió siquiera y continuó haciéndose el dormido en un esfuerzo sin precedentes a pesar del dolor que la quemadura debió producirle. Por este motivo se le llamó el de la mano horadada.


Sin embargo, se han echo varias objeciones a esta leyenda, pues no parece verosímil que uno pueda aguantar tanto el dolor o en el caso en que estubiera dormido no despierte al notar el plomo hirviente en la palma de su mano. Por ello hay quien afirma que el sobrenombre de la mano horadada se le dió por su generosidad y prodigalidad. Sea como sea hay que constar que este sobrenombre acompaño siempre al rey.

Hay también otra leyenda que se refiere a los mismos personajes y ocurrió en la misma época poco mas o menos. Dicen que al rey Alfonso se le erizaron los cabellos en presencia de Almenón y cuanto más pasaba el moro su mano sobre la cabeza del cristiano, más se erizaban los cabellos de éste.

Aquello extraño mucho a todos y algunos adivinos dijeron que era un significativo claro de que Toledo sería conquistada por los cristianos. Sólo se desharía el maleficio si Almenón expulsaba a Alfonso de su reino. Pero el moro era un hombre recto y no hizo caso de augurios y supersticiones.

Con el tiempo, y cuando ya Almenón y su hijo habían muerto, el rey Alfonso conquistó Toledo, pero sin tener necesidad de apelar a la estrategia que oyera tendido en el árbol, pues conocía de sobras la ciudad y sus defensas.

Mientras Alfonso fue huésped de Almenón ocurrieron dos grandes hechos historicos en la España cristiana. Sancho se había apoderado de Galicia y del señorío de Toro y sólo le quedaba Zamora, que opuso encarnizada resistencia justificando el dicho popular "No se tomó Zamora en una hora".

Alfonso comenzaba a dar muestras de desaliento cuando llegó la noticia de la muerte de Sancho a manos de Bellido Dolfos. No pasó mucho tiempo en llegar un mensajero de parte de doña Urraca, el cual notificó a don Alfonso que había sido proclamado rey de los castellanos.

Al enterarse de esta buena nueva los amigos de don Alfonso le aconsejaron prudencia y discrección. Debía evitar que su anfitrión el rey moro Almenón se enterara de lo ocurrido. Ahora, era ya rey de Castilla y el moro podría aprovechar la ocasión para retenerle como prisionero e imponerle condiciones.

El rey Alfonso desoyó los consejos de sus amigos. Ante todo, el era un hombre agradecido y el moro solo beneficios le había dado. Por ello dijo a los suyos:

- No haré caso de lo que decís, aunque sea por mi bien. Almenón ha sido para mí como un padre y yo debo comportarme como un hijo sin ocultarle nada. No soy un desagradecido.

Una vez dichas estas palabras, el rey se encaminó hacia el alcazar real y solicitó una audiencia con Almenón.

El rey moro que ya estaba al tanto de los sucesos acaecidos y sabía que por tanto su huésped era el rey de Castilla, le hizo pasar en seguida a su presencia real.

-El asesinato de mi hermano Sancho me ha colocado en el trono de Castilla, rey Almenón. Esta es la nueva que quería que supieras cuanto antes. Estoy aquí en calidad de huésped tuyo y ahora que ya sabes lo sucedido pido tu venia para marcharme a fin de ser coronado rey.

- Sabía todo esto amigo Alfonso, quizá antes que tu, y doy gracias a Alá por haberte inspirado lo que acabas de hacer. Si hubieras intentado marchar sin decirme nada, no habrías conseguido otra cosa que ser muerto o encarcelado. Toda la ciudad esta rodeada de guardias enviados por mí. Pero no temas. Ahora me doy cuenta de que eres bueno y agradecido y puedo confiar en tí lo mismo como huésped que como rey. Has actuado noblemente y puedes marcharte. Ve a coronarte rey de castilla y en cualquier ocasión que me necesites, tanto en dinero como en hombres, puedes contar conmigo incondicionalmente.

-Gracias rey Almenón. Tu generosidad no tiene igual en todos los reinos. Jamás olvidare todo lo que has hecho por mí.

-Solo te pido a cambio- dijo el moro, que respetes mis estados. Pero este juramento solo te lo pido mientras dure mi vida y la de mi hijo. Los cristianos sois más fuertes cada día y tal vez en un futuro no muy lejano nuestra raza tenga que abandonar este hermoso país. Mientras tanto, seremos amigos y aliados, si es que quieres...

-No solamente estoy dispuesto a jurar esto, sino ademas yo también te ofrezco ayuda siempre que te haga falta. Tus enemigos serán los míos.

Alfonso y Almenón se abrazaron conmovidos.

Era el año 1073. Dos años después, Alfonso tuvo ocasión de demostrar a Almenón todo su agradecimiento.

El rey árabe de Sevilla Mohamed AlNotamid, decidió invadir las tropas toledanas. Cuando Alfonso VI se enteró del apuro de su amigo no vaciló ni un momento. Con sus mejores tropas corrió en ayuda de Almenón. Cuando los toledanos vieron llegar al ejercito cristiano se asustaron porque ignoraban sus intenciones de ayuda. Entonces el rey castellano envió un emisario a Almenón anunciandole que venía a prestarle ayuda. Y tan decisiva fue la intervención del ejercito de Alfonso que el rey moro de Sevilla tuvo que huir con sus tropas abandonando el campo de batalla.

Paso el tiempo hasta que Almenón comprendió que sus días estaban contados, pero Alfonso VI aún llegó a tiempo para recoger su último suspiro.

El buen rey castellano puso su diestra sobre la cabeza del hijo de Almenón y respondiendo a la muda pregunta del moribundo exclamó:

-Tranquilo puedes irte, rey Almenón. El rey Alfonso, tu amigo, seguirá cumpliendo el juramento. Seré para tu hijo lo que tu fuiste para mí. No olvidare jamás tu hospitalidad...


LEYENDAS ESPAÑOLAS.

lunes, 14 de enero de 2008

LA ISLA DE LA SALUD

LA ISLA DE LA SALUD

EN UNA REMOTA ISLA, CERCA DE ÁFRICA DEL SUR, SE DESARROLLABA UNA ESPESA VEGETACIÓN, DIGNA DE SER ADMIRADA POR LOS MÁS GRANDES CIENTÍFICOS DEL MUNDO.

ESTA VEGETACIÓN POSEÍA UNA GRAN VARIEDAD DE ESPECIES, TODAS CON DIFERENTES CARACTERÍSTICAS MEDICINALES APLICABLES A UNA GRAN VARIEDAD DE ENFERMEDADES DEL SER HUMANO.

LA ISLA ERA DE UNA GRAN BELLEZA EXÓTICA, TENÍA PAISAJES HERMOSOS Y UNA GRAN FUENTE DE AGUA CRISTALINA UBICADA EN EL CENTRO DE ELLA, A SU ALREDEDOR SE HACÍAN PEQUEÑAS AGRUPACIONES DE PLANTAS SEGÚN SU ESPECIE Y SEGÚN EL BENEFICIO QUE OTORGABA A LAS DIFERENTES PARTES DEL CUERPO Y SUS ENFERMEDADES. PARA CURAR ENFERMEDADES DEL CORAZÓN HABÍA UN GRUPO DE PLANTAS MEDICINALES SOLO PARA ELLO, EN EL CASO DE ENFERMEDADES DE LA PIEL, TAMBIÉN EXISTÍA UNA AGRUPACIÓN ESPECIFICA PARA ELLO Y ASÍ PARA TODAS LAS ENFERMEDADES.

ERA TANTA SU PERFECCIÓN QUE SIEMPRE SE PENSÓ QUE HABÍA UN SER SUPERIOR Y CREADOR DE TODA ESTA BELLEZA, QUE SE ENCARGABA DE CUIDAR, SEMBRAR, CLASIFICAR Y PROTEGER TODA LA ISLA.

CIERTO DÍA EN LA CIUDAD DE NUEVA YORK UN FAMOSO BOTÁNICO LLAMADO CARLOS STRONG, QUE PRACTICABA LA MEDICINA HOMEOPÁTICA, DECIDIÓ PARTIR SIN RUMBO FIJO ACOMPAÑADO POR SU ESPOSA, AUN LUGAR QUE LE OFRECIERA NUEVOS CONOCIMIENTOS.

EL SEÑOR STRONG SALIÓ CON SU BARCO Y DESPUÉS DE VIAJAR 3 MESES LLEGÓ A LA ISLA Y MARAVILLADO LA LLAMÓ “ LA ISLA DE LA SALUD”.

EL Y SU ESPOSA RECORRIERON TODOS LOS LUGARES QUEDANDO CADA DÍA MAS FASCINADOS POR SU BELLEZA Y UTILIDAD, CADA DESCUBRIMIENTO DE NUEVAS ESPECIES Y SUS UTILIDADES LE DABAN A ESTE BOTÁNICO EL DESEO DE ENRIQUECERSE CON LA VENTA DE PÓCIMAS MILAGROSAS Y CURATIVAS, DÍA A DÍA SU MENTE DIVAGABA EN EL GRAN NEGOCIO QUE IBA A HACER, PLANIFICANDO COMO TRASLADAR TODO LA VEGETACIÓN A NUEVA YORK SIN IMPORTARLE LA DESTRUCCIÓN DE AQUÉLLA HERMOSA ISLA, TAMPOCO PENSÓ EN AYUDAR A AQUELLOS ENFERMOS QUE SE QUEDARON ESPERANDO POR EL, PARA QUE LES DIESE UN REMEDIO A SUS ENFERMEDADES, SOLO PENSABA EN ¡DINERO!, ¡DINERO! Y ¡MÁS DINERO! PENSABA EN RIQUEZAS, FORTUNA Y DELEITES PARA EL Y SU ESPOSA.

UNA MAÑANA CUANDO CARGABA SU BARCO DE PLANTAS, DIVISÓ A LOS LEJOS UNA CASCADA DE AGUA, SE DIRIGIÓ A ELLA , NO CAMINABA SI NO QUE CORRÍA Y DE LA MANO LLEVABA A SU ESPOSA QUIEN POR POCO CASI SE CAE.

EL SEÑOR STRONG PENSABA QUE ERA OTRO DESCUBRIMIENTO QUE LE DARÍA MAS DINERO.

AL LLEGAR SE ENCONTRÓ CON UNA CASCADA DE AGUA QUE CAÍA Y FORMABA UNA HERMOSA LAGUNA DE AGUA CRISTALINA, EN EL FONDO SE PODÍA VER PEQUEÑAS PIEDRECILLAS BLANCAS Y ALREDEDOR DE ELLA CRECÍAN UNOS HONGOS JAMAS VISTOS POR EL, SE VEÍAN ROJOS Y APETITOSOS, MIENTRAS TANTO SU ESPOSA SE ENCONTRABA YA DENTRO DEL AGUA DISFRUTANDO DE UN AGRADABLE BAÑO, PERO ANTES DE SALIRSE, ACARICIÓ ENTRE SUS MANOS UNO DE ESTOS HONGOS, LLENÁNDOSE DE DESEO SE COMIÓ UNOS CUANTOS.

PARA SORPRESA DEL ESPOSO, VIO COMO SU ESPOSA SIENDO UNA MUJER DE 60 AÑOS, REJUVENECIÓ Y REJUVENECIÓ HASTA QUEDAR CONVERTIDA EN UNA JOVEN Y HERMOSA MUJER, EL SEÑOR STRONG GRITÓ DE ALEGRÍA PORQUE CREÍA HABER ENCONTRADO EL SECRETO DE LA ETERNA JUVENTUD, INMEDIATAMENTE EN SU MENTE PASABAN Y PASABAN NÚMEROS Y MUY ALEGREMENTE DECIDIÓ RECOGER TODOS LOS HONGOS QUE SE ENCONTRARA.

MIENTRAS ESTO OCURRÍA EN LA MENTE Y EN SU CORAZÓN, EL SER SUPERIOR QUE CUIDABA LA ISLA , LEYÓ LOS PENSAMIENTOS DE ESTE HOMBRE VIENDO QUE EN SU INTERIOR NO HABÍA AMOR POR LA HUMANIDAD. ASÍ QUE DECIDIÓ DARLE UNA LECCIÓN INOLVIDABLE A TODAS LAS PERSONAS QUE SE ACERCARAN A ESTA ISLA.

UN DÍA ANTES QUE EL BARCO ZARPARA, CON TODO SU BOTÍN, LA SEÑORA STRONG DECIDIÓ REGRESAR A TAN RICAS AGUAS, Y AL VER UNO DE ESTOS HONGOS NO RESISTIÓ LA IDEA DE REJUVENECER UN POCO MÁS, Y LO COMIÓ . SIN DARSE CUENTA, PASÓ DE JOVEN A NIÑA, DE NIÑA A BEBÉ Y DE BEBÉ A LA SEMILLA QUE LE DIO LA VIDA, ESTÁ SEMILLA SE INTRODUJO EN LA TIERRA COMO SI UNAS MANOS INVISIBLES LA ESTUVIERAN SEMBRANDO, Y ALLÍ GERMINÓ Y CRECIÓ UN HERMOSO ÁRBOL QUE POR SU FORMA Y ATRACTIVA BELLEZA LE LLAMARON VANIDAD.

MIENTRAS TODO ESTO OCURRÍA EL SR, STRONG ENSIMISMADO EN SU MISIÓN ABSURDA, NO PERCIBIÓ LA FALTA DE SU ESPOSA, SIGUIENDO ENCEGUECIDO CON SU PLAN.

CUANDO ESTABA A PUNTO DE ZARPAR CANSADO RECOSTÓ SU PIE A UNA ROCA, PERO CUAN GRANDE FUE SU SORPRESA CUANDO ESTA ROCA COBRÓ VIDA PROPIA Y ATRAYÉNDOLO A ELLA LO CONVIRTIÓ EN UNA GRAN ROCA CON FORMA DE HOMBRE, QUE ERA VISTA POR TODOS LOS VISITANTES QUE AÚN A LO LEJOS DIVISABAN LA ISLA Y DECÍAN “ALLÍ YACE EL HOMBRE QUE POR SU AVARICIA QUEDÓ CONVERTIDO EN EL MONUMENTO A LA AVARICIA.

FIN

LA INCREÍBLE HISTORIA DEL NIÑO GOLOSIN

LA INCREÍBLE HISTORIA DEL NIÑO GOLOSIN

Érase una vez un niño muy mal comedor. Siempre protestaba por las comidas que le hacía su mamá en especial odiaba las verduras y el pescado. El siempre decía que estaría todo el día comiendo dulces, tartas de manzana y pasteles de chocolate, también disfrutaría devorando pastelitos de cabello de ángel, cañas de crema, bollitos, buñuelos de viento y tortas de anís que lo volvían loco y croissant de chocolate y... Basta!!! dijo la madre un día que el niño se negaba rotundamente a cenar su plato de verduras y pescado, si no te acabas el plato te irás a la cama sin postre. Y como el niño no probó bocado se fue a su habitación sin más. Y allí estaba maldiciendo su plato de verduras con pescado. ¡¡¡Ojalá no tuviera que comer verduras y pescado nunca más!!! Me pasaría la vida comiendo dulces... De repente ante sus ojos apareció una hermosa señora que no era otra que su hada madrina y le dijo: "he venido a concederte este deseo que acabas de formular, a partir de ahora no tendrás que comer nada más que dulces y pasteles como a ti te gustan". "¿De verdad, hadita, no tendré que comer nunca más pescado ni verduras ni garbanzos?" "Nunca más pequeño, a partir de ahora todos los alimentos que toques se convertirán en deliciosos productos de pastelería" y, después de despedirse, desapareció con la misma facilidad con que había aparecido. Al día siguiente el niño comprobó que su deseo se había hecho realidad. El desayuno consistió en un tazón de chocolate con nata acompañado por unos churros calientes. Al mediodía no tuvo menos suerte, un surtido de tartas y pastelitos lo esperaban encima de la mesa mientras el resto de la familia se comía su plato de patatas con carne estofada. Al niño le supo mal no poder probar aquel plato que era uno de sus favoritos pero no se quejó puesto que prefería seguir con lo suyo. Y a la hora de la cena un pastel de moras y una natilla se comió. Y así fue al día siguiente y al otro hasta que un día se quedó desganado. "¿Que hay para comer mamá?"" Hoy tienes tarta de nueces con chocolate" "No me apetece mamita, ¿no hay nada más?" "Tienes pastel de moras o tarta de chocolate o natillas de vainilla o... "No sigas mamá, no tengo más hambre". En aquel momento la familia estaba comiéndose un plato de verduras y el niño observó como humeaban aquellas patatas, las verdes acelgas que se adivinaban tiernas, aquellas zanahorias de color intenso y los brillantes guisantes todo regado con aceite de oliva virgen y también miraba la cola de merluza adornada con rodajitas de limón y las rebanadas de pan crujiente. Pero en cuanto intentaba tocar algo, inmediatamente se convertía en un delicioso pastel. El niño se levantó disgustado y corrió hacia su habitación llorando. "Hadita, hadita buena, donde estás quiero comer un plato de verduras y pescado como los demás". La hada madrina que era muy comprensiva acudió a su llamada. "Estas seguro de que ya no quieres comer dulces todos los días". "Estoy seguro, quiero comer como todos y de vez en cuando... un dulce". Y así fue. Cuentan que a partir de entonces fue un fantástico gourmet

Nuria Roch Royo


sábado, 12 de enero de 2008

LAS PRINCESAS DELICADAS

CUENTOS POPULARES ESPAÑOLES

LAS PRINCESAS DELICADAS

(Cuento popular de exageraciones)

Francisco J. Briz Hidalgo

Había una vez tres princesas llamadas Susana, Juana y Ana que eran muy altas, guapas y sanas y siempre estaban muy alegres y con ganas de jugar y divertirse. Sus padres, los reyes, estaban muy contentos con sus tres hijas porque nunca se ponían enfermas. Pero de repente un día, sin que nadie pudiese explicar la causa, las tres princesas se hicieron muy delicadas.
La princesa Susana, la mayor de todas, estaba paseando tranquilamente por el jardín del palacio, cuando unos pétalos de rosas le rozaron ligeramente en la cabeza. La princesa cayó al suelo desmayada con un enorme chichón. Los médicos pudieron curarla de aquel golpe pero la princesa Susana quedó delicada para siempre.
Otro día la segunda princesa, Juana, se despertó con una gran herida en la espalda. Cuando buscaron la causa de la herida descubrieron que había sido producida por una pequeña arruga de las sábanas. Los médicos pudieron curar la herida, pero la princesa Juana quedó delicada para siempre.
Entonces los reyes muy asustados decidieron construir una urna de cristal para meter en ella a la princesa Ana, la más pequeña y hermosa de las tres princesas. En el salón más grande del palacio los ingenieros reales construyeron en pocos días una enorme urna con las paredes y el techo de cristal. Dentro vivía la princesa y no la dejaban salir. Los reyes llegaron a pensar que a su hija pequeña no le iba a pasar nada y que no se haría delicada.
Pero un día entró en la urna un pequeño mosquito y con el aire producido por el movimiento de sus alas se resfrió la princesa. Los médicos pudieron curar el resfriado pero la princesa Ana quedó delicada para siempre.
Todavía los reyes no se han puesto de acuerdo sobre cuál de sus hijas es la más delicada.

viernes, 11 de enero de 2008

LOS CONEJITOS DE COLORES

Los Conejitos de colores

Había una mamá coneja que tenía muchos conejitos. Todos eran muy blancos. Y también, como todos los niños eran muy juguetones y un poquito locos. Así que siempre estaban jugando por el campo. Pero un día todo el paisaje apareció también blanco. ¡Había nevado!. y la mamá coneja, cuando fue a buscar a sus pequeños no los podía encontrar porque como eran blancos, se confundían con la nieve. Entonces fue a buscar pinturas y pintó a sus conejitos de todos colores. ¡Ahora sí podía verlos fácilmente jugando en la nieve blanca! Todo anduvo bien hasta que un día, al mirar al campo, no pudo encontrar nuevamente a sus conejitos queridos. ¡Había llegado la primavera con todo su esplendoroso colorido! Entonces llamó a sus niños y uno a uno los lavó y los volvió a dejar de su color natural, el blanco. Ahora los podía observar tranquilamente como corrían por el florido campo. Estaba muy feliz. Hasta que un día, pasado el tiempo... ¡volvió a nevar!... y este cuento vuelve a comenzar...

domingo, 6 de enero de 2008

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