sábado, 19 de enero de 2008

PIRINEO



El OSO Y EL HERRERO

Hasta el siglo pasado abundaron los osos por el Pirineo. La guerra que les hicieron los pastores consiguió casi eliminarlos del todo lo mismo que a los lobos.Ambos animales eran temidos por todos los ganaderos porque eran capaces de dejarlos sin ovejas.

El oso era mas noblote y solo mataba para comer cuando estaba hambriento y no disponía de otro alimento, en cambio el lobo , mataba por matar. Como si encontrara un placer en ello.Porque la sangre le ex citaba, y si saltaba dentro de un aprisco podía degollar todas las ovejas y coederos que hubiera en el .

La mejor defensa contra los lobos eran los mastines del Pirineo, esos perrazos grandes, blancos y bonachones, pero capaces de enfrentarse a una manada de lobos para defender a su rebaño. Sus amos les ponían en el cuello un collar de cuero erizado de clavos pues ya se sabe que los lobos suelen abalanzarse hacia la garganta de sus presas. De los oso no había manera de defenderse como no fuera a tiros.

Y también surgió un personaje típico en aquellos años.el matador de lobos. El fue el que los elimino prácticamente de nuestras montañas. Vivía de eso. Como una especie de " caza - recompensas".cuando se enteraba de la presencia de algún lobo en algún sitio, allá iba con una escopeta y no paraba hasta que acababa con el animal. Después de matarlo lo despellejaba y paseaba su piel por todos los pueblos de la redolada y los ganaderos le pagaban buenas propinas.

El oso era otra historia. Vale la pena escucharla igual que la escuche yo de labios de un montañés.

Pues señor, esto era una vez un herrero de un pueblecito del Pirineo. Vivía solo en su casa pues ninguna moza había querido casarse con el. Y es que tenia un genio verdaderamente endemoniado. No se trataba con nadie. El mismo se hacia la comida y cuando no trabajaba en la herrería, nadie sabia en que se ocupaba. Se encerraba en casa o deambulaba en solitario por los bosques de alrededor.

Era alto, corpulento, forzudo como todos los herreros y mas peludo que un oso. Hasta el hierro le tenia miedo: en cuanto lo sacaba de la fragua al rojo vivo y lo ponía sobre el yunque y agarraba el mazo con sus manazas, ya se ponía a temblar adivinando lo que se le venia encima. Además era muy mal hablado y juraba como un carretero. No es raro que las gentes se apartasen de el y que con nadie tuviera trato. Claro que, tarde o temprano, todos tenían que acudir a el cuando tenían que herrar a las caballerías,arreglar un arado, afilar una azada o remendar una cerraja.

También las bestias lo conocían de forma que cuando herraba a una mula,el animal estaba quieto como una estatua y no chistaba para nada por miedo a que le retorciese mas de la cuenta la cuerda que le sujetaba la oreja o el morro.

Así era el famoso herrero de nuestra historia.

Pues bien, una mañana apareció por el pueblo un pordiosero pidiendo limosna por caridad. Las gentes eran de buen corazón y en una casa le daban una tajada de pan, en otra un trozo de chorizo, en otra unas monedas, para remediar sus necesidades. Así, recorriendo la aldea llego también a la herrería.

Algo debió adivinar cuando vio la hosca figura del herrero trabajando en la fragua con cara de pocos amigos y pareció que no se atrevía a entrar. Desde la puerta exclamo: Ave María Purísima. Una limosna por amor de Dios.

El herrero ni se movió. Y el otro repitió su petición. Nuestro hombre estaba de peor humor que nunca, vete a saber por que. En aquel momento estaba calentando una herradura en las brasas, sujetándola con las tenazas. Se detuvo un momento en su trabajo y observo al mendigo de pies a cabeza.

Iba descalzo el pordiosero, cubierto de harapos, con una barba de muchos días y todo desgreñado. El herrero se tomo su tiempo para contestar,pero la respuesta fue horrible : "¡ Toma, calzate y vete a pastar !"

Y diciendo esto le tiro la herradura ardiendo a los pies.

El pobre mendigo, sorprendido, exalo un quejido por el terrible impacto. Luego enfadado por aquel insulto lo miro fijamente y le lanzo una maldición: " Eres un oso y seras oso; te subirás a los arboles menos al arto que te pincharan ni al abeto porque patinaras ".

Al momento, el despreciable herrero quedo convertido en un oso, lanzo un alarido, salio de la herrería y huyo bramando al bosque.

Dicen que todos los osos grises de nuestra montaña son descendientes de aquel herrero. Y por eso son unas fieras que pueden caminar derechas, sobre los pies, como las personas. Y por eso son tan peludos. Y por eso pueden trepar a todos los arboles menos al arto y al abeto.

La leyenda nos asegura que aquel pordiosero era en realidad nuestro Señor.

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