lunes, 28 de mayo de 2012

La gallina Mina ha puesto un huevo.

La gallina Mina ha puesto un huevo. Se pone encima para empollarlo. La Abuelita y Pepito le arrea un guantazo para alejarla del nido y le quita el huevo.
¡Huevo al cesto!

Seguramente para freírlo al mediodía.


Mina insiste. ¡Qué caramba! pero la abuelita no se queda atrás.
Le ata las patas para que no pueda ahuecarlas y, una vez más, le rapiña el huevo. Quizás para venderlo en el mercado.
Mina sigue en sus trece.
La abuelita y Pepito también. Agarra a la gallina y la encierra en la bodega junto a los chorizos, las morcillas, las cebollas y los ajos.
Como siempre, le sisa el huevo. Quizás para tirárselo a un mal actor.

Mina no se da por vencida y pone otro huevo.
La abuelita y Pepito vuelve a la carga: llena un cubo con agua fresca del pozo y zambulle a la gallina hasta la cresta.
Ésta, claro éstá, se queda patitiesa y más fría que un cubito de hielo.
¡Así no hay manera de empollar de huevos!
A estas alturas, se supone que la abuelita y Pepito están hasta las narices de pelerase con la gallina y decide que la próxima vez la guisará.
Mina, que también está hasta las narices de la abuelita y de Pepito, se huele que su vida corre peligro.

En el palo del gallinero medita durante toda la noche.

Y, al amanecer, ya ha tomado una decisión.
Se escapa por el agujero de la tela metalica vieja, oxidada y agujereada de la que hablábamos antes.

Se interna en el bosque.

Busca una espesa mata de hierbas, pone los huevos y los empolla con la misma cara de tontuela que ponen todas las cluecas.

El ratón Qusito, se enteró de lo ocurrido e informó a toda los compañeros del jardín de la casa terrera de Ingenio y todos coloboraron, para llevarles semillas, insectos y toda clase de alimentos y todos muy orgulloso del proceder, de la gallina Mina, que parecía simplona, pero por luchar por sus hijos, eso valía muchisimo.

Cucu, se llenaba el buche de agua y se lo llevaba a la gallina Mina, Quesito, granitos de millos, Pinzón y Canario pipitas de sandias y Colombina granos de trigos, todos a una.




Con el tiempo, los polluelos saldrán de la cáscara y crecerán un poco más salvajes que sus hermanos del gallinero. Corretearán libremente por el bosuqe, curioserán todo lo que quieran y muchas veces se llevarán un susto de muerte.

De todos los pollúelos del mundo, algunos se convertirán en gallinas, Algunas de ellas serán cluecas, y otras, para hacer caldo.
Y si a partir de ahora  fijisen mejor y se darán cuenta de que no todas las gallinas son iguales.

Colorín Colorado, seguimos contando

Armando Torres Fuentes


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