"La cascada de Sake"(*1)
Hace mucho, mucho tiempo, vivía un anciano con su hijo en el fondo de una montaña.
El hijo, a pesar de ser pequeño, trabajaba en lugar de su anciano padre por que éste se encontraba enfermo.
Era muy cariñoso y se preocupaba por recoger plantas medicinales para su papá.
Un día el hijo dijo a su padre: "Hoy voy a ir a una lejana montaña para recoger leña" y éste le dijo: "Perdona la molestia. Pero cuidate mucho y no trabajes tanto."
El hijo contestó: "Sí. No te preocupes." y salió a la montaña.
Pero en el camino el pequeño se extravió en la niebla, cayendo al fondo de un valle.
En la caida se lastimó una pierna pero se encontraba bien, sólo se sentía muy cansado porque había caminando mucho tiempo.
En ese lugar había una cascada. El notó algo especial en ella: "Esta agua tiene buen olor. Voy a tomar un poco." Y así lo hizo.
El se sorprendió mucho al sentir que su cuerpo se calentaba a medida que bebía el agua de aquella cascada y recobró el ánimo.
El pequeño exclamó: "¡Voy a llevar a papá un poco de esta agua!", y sacó su cantimplora y la llenó, emprendiendo luego el camino de regreso.
Al llegar le dijo al anciano: "¡Papá, toma esta agua!"
El anciano dijo: "¿Agua?" y se la tomó.
Al beberla se sorprendió mucho y dijo: "¡No, ésto no es agua! ¡Es Sake!"
El hijo preguntó al anciano: "¿De veras? ¿Aquella cascada era toda de Sake?"
El anciano contestó al hijo: "Sí. Parece un sueño pero es verdad."
Gracias a que el hijo era muy bueno y obediente sucedió el milagro de la cascada y su padre se pudo curar pronto de su enfermedad y ambos vivieron felices para siempre.
¡Y colorín colorado
este cuento se ha acabado!
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