Como ya contamos el otro día, se
hizo una fiesta fenomenal en el Jardín de Milagritos el día que la
condecoraron a ella y a la Hormiga Cabezagrande por aquel acto de
solidaridad que habían tenido con la Oruga Doña Pelitos. ¡Bueno, bueno,
como se pusieron de guapas! La Babosa Milagritos se puso ¡una pamela!
Tan grande que casi no se la veía y cuando llegó el momento de prender
la medalla, el Alcalde de la Urbanización de al lado, que era un Mirlo
un poco viejo y que se llamaba Don Amarilis, le colocó la medalla en el
primer sitio que encontró y que era la pamela enorme que Milagritos
llevaba en la cabeza. Pero lo grave fue lo que pasó después. La historia
se estuvo comentando toda la semana en el jardín y se acabaron todas la
ediciones de la Revista "Dimes y Diretes".
Resulta que Milagritos se quiso calzar sus zapatos de tacón de
aguja y como estaba un poco gorda no le quedaban demasiado bien y andaba
un poco patizamba, el caso es que, a pesar de que su marido el Caracol
Tadeo cuando la vio, le dijo:
-Milagritos,
con esos tacones te vas a pegar un morrón y vamos a tener que llamar al
Samur para que te lleve en una ambulancia al Hospital.
Milagritos que siempre le gustaba hacer su santa voluntad, no le hizo
caso a Tadeo y cuando daba la vuelta después de ser condecorada, entre
que con las alas de la pamela apenas veía y los tacones que parecían
unos zancos, al ir a sentarse en su silla, no calculó bien la distancia
del escalón de la tarima y allá se fue toda ella enterita a besar el
suelo. La pamela salió rodando por un lado, la medalla la tuvieron que
buscar entre todos y, al final, la encontró la Abubilla Felicitas, en la
rama de un cerezo confundida entre los frutos. Los zapatos de tacón
quedaron hechos un desastre; un tacón roto y el otro clavado en la
tierra que no había quien lo sacara. Cabezagrande, que quiso ayudar a su
amiga, como era la segunda para recibir la condecoración, no se sabe
muy bien por qué, en el tumulto todo el mundo creyó que ya habían dado
las dos medallas y se quedó sin ella, lo que le dio tanta pena que le
entró una llantina de padre y muy señor mío.
Pero ahí no acabó todo. Como decíamos en otro cuento, resulta que
al marido de Doña Pelitos que se había hecho amigo de las abejas que
libaban en la flor del tomillo, le regalaban los excedentes de miel
cuando se tuvo que jubilar para que alimentara a su familia y aquel día,
todas las abejas quisieron participar de la fiesta mientras los
zánganos, que son los que hacen el trabajo duro, cuidaban de su reina.
En una mesa que habían fabricado con la hoja de un nenúfar pusieron
todos los tarritos de miel hechos con capullitos de la flor Diente de
León pero la pobre Milagritos con los traspiés que dio antes de dar con
su cuerpecito en el suelo, para intentar no caerse, se agarró al nenúfar
que hacía de mesa, con tan mala fortuna que los tarritos saltaron por
los aires pringando de miel a todos los asistentes.
El Caracol Tadeo que era muy dispuesto para todas las emergencias,
llamó al Presidente de la Comunidad para pedirle que abriera la piscina
y todos pudieran bañarse y desprenderse un poco de la miel pero,
también hay que decir que el Señor Alcalde del jardin de al lado, el
Mirlo Don Amarilis, se fue enfadadísimo y sin querer bañarse.
La Lagartija Trapisondas hizo un editorial explicando que aquel
Alcalde estuvo una semana en cama limpiándose las plumas con colonia de
violetas y aceite de benjuí. Pero todo este lío tuvo un buen final y es
que sirvió para que el Jardín de Milagritos, adelantara las elecciones
para elegir un Alcalde propio y no tener que llamar a ninguno de otra
Urbanización. Total, que convocaron a todos los hombres para que
presentaran sus candidaturas. Pero todo esto es otra historia que ya
explicaremos en otra ocasión, cuando suceda el evento.
En fin que aquel día, los únicos que salieron ganando fueron la
Urraca Pica-Pica que se llevó un montón de perlas de tantos collares
como se rompieron y el Topillo Pitymy que se las compró a bajo precio y
las guardó esperando una buena ocasión.
Pero no le salió tan bien el negocio como esperaba, no. Ya os lo
explicaremos otro día. Ahora vamos a observar como las Hormigas
trabajadoras ponen orden en el jardín para que todos puedan descansar
por la noche. ¡Hasta pronto, amiguitos!
1 comentario:
Otro cuento más de mi autoría. De unciable ponerlo en vuestro blog sin permiso.Todos mis cuentos registrados.
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