Un salió día Don Caracol a pasear sobre una col, muy despacio con su
casa que por todas partes pasa. Y se encontró a su amigo el Grillo
parlanchín.
Buenos días, mi buen amigo, te invito a venir conmigo. Iremos por la
vereda al paseo de la alameda, y desde el árbol más alto echaremos un
gran salto a la más bonita estrella, y jugaremos con ella. Dijo el
Grillo parlanchín.
El paseo si me gusta, pero el camino me asusta. Como yo no tengo patas, no puedo saltar las matas. Dijo Don Caracol.
No pienses en la distancia, lo que importa es la constancia. Yo me iré
por la espesura porque brinco a gran altura, tú por el camino llano y
llegarás bueno y sano. Dijo de nuevo el Grillo parlanchín.
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En tan cansada carrera, ¿tendré premio por la pena? Preguntó Don Caracol.
Si al árbol llegas primero te regalaré un sombrero. Contestó el Grillo parlanchín.
El caracol se coloca en la meta y empieza a caminar muy despacito.
El grillo juega y brinca de un lado Para otro. Entonces un perico
apareció de la nada con un altavoz en la mano, y como si fuera a narrar
un partido de futbol dice:
El caracol animoso no le da al cuerpo reposo. Se puso a jugar el grillo sin prepararse el muy pillo...
Pasa saltando la araña y el grillo la persigue con una caña en la mano.
Con un tallo hizo una calla para pescar una araña... Pasa la abeja
zumbando, se detiene para saludar al grillo. Con la abeja platicó...
Pasa el mayate y el grillo lo saluda.
Al mayate saludó.
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El grillo quien sabe de donde saca una flautita.
Con esta paja dorada hice una flauta entonada. El grillo toca su
flautita y de paso echa una limonada. El caracol mientras tanto, ha
seguido caminando muy despacio hacia su meta.
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El perico sigue narrando con mucho entusiasmo:
“Y al grillo distraído ya se le olvidó el camino. Pasaron pronto las
horas, ya no esta para demoras. Entretanto el caracol, caminando bajo el
sol, despacito y sin parar, esta casi por llegar.”
El grillo muy apurado salta al monte, salta el vado. Ya perdió todo el aliento, quiere correr como el viento. Dice el perico
Muy feliz el perico dice:
“El caracol toca el árbol y el grillo aparece atrás corriendo
El caracol ya llego, atrás el grillo quedó.”
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El grillo toca el árbol, sofocadísimo.
Hace mucho que te espero y por poco no lo creo. ¿De qué te sirven las zancas si la meta tú no alcanzas? Dijo Don Caracol.
Tú el sombrero has merecido por tú esfuerzo bien cumplido.
Los
dos llegamos al punto, y ahora yo pregunto: “¿De qué te sirvió vencer?
Muchas cocas hay que ver. Yo preferí el camino y tú el haberme vencido.
Concluyó el Grillo parlanchín.
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