EL ECO
Jorge, que no sabía lo que era el eco, un día se divertía en el campo en ir
montado sobre un palo de escoba, como si fuera un asno y en gritar:
-¡Arre!
¡Arre!
Pero inmediatamente oyó las
mismas palabras en el bosque cercano. Creyendo que algún niño se hubiera
escondido en él, le preguntó admirado:
-¿Quién eres tú?
La voz misteriosa repitió
inmediatamente:
-¿Quién eres tú?
Jorge, lleno de furor, le gritó
entonces: - Tú eres un
necio. Enseguida la
misteriosa voz repitió las mismas palabras.
Entonces Jorge montó en cólera
y lanzó palabras cada vez más injuriosas contra el desconocido que suponía
escondido; pero el eco se las devolvía con la máxima fidelidad. Jorge corrió
al bosque para descubrir al insolente y vengarse de él, pero no encontró a
nadie. Entonces marchó a su casa, y fue a consolarse con su mamá de lo que le
había sucedido, diciéndole que un bribonzuelo, escondido en el bosque, lo había
colmado de injurias.

Lo mismo sucede en la vida
ordinaria. Por lo común, el proceder de los demás para con nosotros es el eco
de nuestra conducta para con ellos. Si somos educados con los demás, los demás
lo serán con nosotros. Si, en cambio, somos descorteses, ruines y groseros con
nuestros semejantes, no tenemos derecho a esperar ser tratados de diferente
manera.
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