domingo, 3 de junio de 2012

Mi gato Patito

La historia del gato de Claudia: Mi gato Patito
Un día de Enero del 2003 lo vio nacer. Fue en el verano porque él era como el sol, rubio con su carita blanca de ángel. Un día de Marzo me lo entregaron, tenía 2 meses, venía de Maipú, en Santiago de Chile, y ahora viviría con nosotros en nuestra vieja casa quinta de Recoleta.
Le puse de nombre Patricio y para la familia y los amigos desde entonces fue Patito. Se adaptó a la casa y a mi inmediatamente. Corriendo por el gran jardín que era su campo y encaramándose en los viejos árboles que eran su selva. Increíblemente quiso a los perros en cuanto los vio y ellos lo adoraron. Nunca había visto un gato así, jugaba con los perros como si fueran sus hermanos y la perra lo lamía y lo cuidaba como si fuera su hijo. Fue el gato más bueno de sentimientos que tuve, y he tenido varios.
Los perritos de un mes de la perra se ponían a jugar con él y cuando él estaba cansado se tiraba y los dejaba que jugaran tranquilamente con su cola. Era el gato más ronronero que podía haber. Si lo mirabas ronroneaba jaja. Y por que no decirlo ...era el gato más lindo del mundo (vean su foto).
Se acercaba y te acariciaba los brazos con su linda cabeza redonda -de pelota de tenis como le decía yo je-. Y su forma de dormir era, hay que decirlo absolutamente única en un gato, ¡Mis amigas cuando lo veían como se reían!. Él no dormía acurrucado como todos los gatos, dormía como súper héroe. Se estiraba entero, estiraba los brazos y las piernas hasta el infinito y así dormía, cuán largo era.
Se divertía mucho con su hermanastro Matías, gato angora de la misma edad. Patito no era angora, era común, romano, tal vez por eso era tan extremadamente cariñoso. No sé si les ha pasado lo mismo con los angora pero yo los noto un poco ariscos.
En Julio de este año se perdió Matías y estuvimos muy tristes los dos durante bastante tiempo. Entonces fuimos cada vez más el uno para el otro. Nos queríamos tanto que un día acariciando la cabeza le dije: "Patito Tu eres yo, yo soy tu. Donde tu vayas ira mi alma y donde yo vaya ira tu alma" y el me acarició y se puso a ronronear feliz. Hoy más que nunca sé que mi frase tenía todo el sentido del mundo.
La tarde del 24 de Diciembre (la tarde anterior a Navidad) Yo envolvía regalos. De repente él se empezó a quejar mucho y salió de la casa. Cuando lo ví salir por el pasillo hacia el jardín tuve el triste presentimiento de que no iba a ver nunca más a ese noble y hermoso animal. Entonces inmediatamente me puse ropa para ir con él al veterinario busque la cajita donde lo llevaba y salí al jardín a buscarlo. No lo encontré. Mi presentimiento estaba demasiado cerca y mi corazón latía asustado. Seguí buscándolo por todos lados y sobretodo recuerdo que lo busqué en el garaje de la casa y lo digo porque este lugar es de vital importancia en esta historia. Pasaron los días y en un un mueble de la casa quedó guardado el regalo que el Viejito Pascuero le había traído a Patito, o sea el que yo había comprado para él je.
No apareció. Seguimos buscándolo en la casa y en el vecindario .Yo estaba dispuesta a hacer lo que ya había hecho una vez cuando Patito se perdió el 2003 por primera vez. Lo que hice entonces fue imprimir papeles con su foto la dirección y una recompensa para el que lo encontrara.
Con mi familia salimos a pegar cerca del barrio y a los tres días llamo una señora diciendo que Patito estaba en el techo de su casa y que estaba cansada de que le refregara las bolsas de la basura ¡Pobre, pensé yo, que hambre debía tener! y aquí lo esperaba, como cada día su comida especial para gato y su leche. Ya imaginarán la alegría que tuve cuando lo volví a recibir después de dos semanas perdido. En fin, bonitos recuerdos...que hoy pareciera que se desvanecen, aunque sé que no es así...
La tarde del 29 de Enero lo ví sentado en la pared que da a la casa vecina, lo llamé feliz pero el no respondía. Me acerqué, me fijé en su cara y su cuerpo, ¡Era él! Era su cara exacta, la cara blanca, las mismas líneas amarillas que bajaban sobre la frente, sus preciosos ojos, pero ¿Que pasaba?. De repente se dio vuelta y ví que era un gato chiquitito. Sonreí con una mezcla de amargura y alegría ¡Era su hijo! Idéntico, 2 gotas de agua pensé. Seguramente en la casa vecina hay una gata que fue una de las del harem del cabeza de pelota de tenis ja. Seguramente el me lo envió ese día para decirme: ¡Mira mamá, yo no morí del todo, ahí está mi hijo!
La noche del 30 de Enero con toda la pena y el triste presentimiento que llevaba conmigo y que no me quería dejar, me arrodillé ante el cuadro de Santa Elena -la santa de la que siempre ha sido devota mi familia con una fe inmensa por todo lo que nos ha cumplido- le pedí como manda que hiciera que encontráramos a Patito vivo o que lo hiciera volver vivo a la casa.
El día de año nuevo -sí, tristes con incidencias, Navidad, Año Nuevo....- 31 de Diciembre en la tarde fui como ya había ido antes buscándolo, al garaje de mi casa. Abrí la gran puerta de madera y mi corazón se quedó sin una parte para siempre.
Lo enterré al lado del inmenso árbol al que se subió tantas veces. Lloré, y los perros, sus amigos, lloraron conmigo. Ahí descansas Patito amigo hijo mío, ahí ya estás... Puse unas flores encima y esa noche de Año Nuevo cené con mi familia pero no salí después de las 12, no podía. Me senté en la silla de playa al lado del árbol, encendí una vela y lloré y bebí al lado de mi mejor amigo. Como decía el tío Roberto Parra en su cueca "Mis mejores amigos, caramba, fueron los gatos" , toda la razón tío.
Lo que yo no pude entender entonces es que yo busqué en ese garaje miles de veces. Ahora si lo entiendo. Mi fe me hace entenderlo, Santa Elena. Si bien ella no podía hacer lo que yo le pedía -que Patito estuviera vivo simplemente porque él ya había muerto- sí pudo traerlo de vuelta a mi casa. Gracias querida Santa Elenita, ahora su cuerpo está aquí, en la casa que él tanto amó.
Sin embargo no me puedo conformar a no volver a verlo más al lado de la estufa -mirándome con su linda carita- en el invierno, jugando como loco con su ratón de juguete -eso era un show aparte, puedo jurar que brincaba tan alto que daba vueltas en el aire ¡Como me reía!-, acostándose ronronero en mi cama, en fin, tantas cosas...
Se dice que los animales tienen alma pero no tienen vida eterna como nosotros, eso no lo creo, no se puede dar una cosa sin la otra. El alma no es algo físico por tanto aunque el cuerpo muera el alma sigue viva y hay más; El sentimiento. Siento que él está conmigo en este momento, como decía Violeta Parra "Lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber".
En fin, ya nos veremos Patito. Casi cumpliste tres años acá en la tierra. Treinta años gatunos. Ahora espero que el tiempo se lleve algún día este terrible dolor que siento y que solo quede el amor que nos tenemos los dos ya que nos queda toda la eternidad para estar juntos y hablar, debajo del árbol.
Claudia Norambuena Bretti

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