Colín la Primera Mariposa
Colín la Primera Mariposa
Hace mucho tiempo atrás, en el Jardín de las Margaritas, existió una malvada y vanidosa Libélula llamada Lea.
Ella, era la reina en este hermoso jardín y gobernaba sobre todos los
insectos que allí vivían.Pero las pobres orugas, eran las esclavas en
este reino y por esa razón estaban obligadas a servir a la reina y a
todos sus súbditos.
Las orugas desde pequeñas, eran llevadas al palacio real, para aprender distintas labores de servicio.
Pero cuando las orugas se hacían adolescentes, eran enviadas a los
parrones recoger uvas y de allí, nunca volvían a salir... y nadie sabía
el porqué.
La reina usaba el suave néctar de las uvas, para bañarse,
pues, como era tan vanidosa, cuidaba en forma exagerada de su belleza.
Todo su cuerpo, era de un color púrpura satinado y sus alas, eran de un
bello color violeta brillante... En realidad, la reina Lea, era el
insecto más hermoso, en todo el Jardín de las margaritas.
Pero
tanta belleza merecía un cuidado especial, al menos así lo creía la
reina y por eso tenía cien orugas, que solo se encargaban de mantener su
belleza reluciente.
Entre estas orugas, se encontraba Poli, una oruga muy inteligente, junto a su hermana menor llamada Colín.
Poli estaba a punto de convertirse en adolescente y muy pronto sería enviada a los parrones.
Pero a ella le preocupaba dejar a la pequeña Colín, abandonada en manos
de la reina, pues esta Libélula, era muy cruel con las oruguitas y no
perdía oportunidad para maltratarlas o insultarlas.
Pero cuando
llegó el momento de la separación, los ruegos y lagrimas de las hermanas
orugas, fueron ignorados por las malvadas libélulas y Poli fue sacada a
la fuerza, por la guardia del palacio.
Pasaron muchos días, sin que Poli recibiera noticias de Colín y estaba muy preocupada.
Pero una noche, una oruga recién llegada a los parrones, le contó a
Poli, que Colín había roto una de las alas de la reina y en castigo la
habían desterrado al “Cementerio de Tulipanes”.
Poli se preocupó
mucho al oír esta noticia, pues todos sabían, que muy pocas orugas
sobreviven en el Cementerio de Tulipanes... Ahí vive la joven Arañacota,
que teje sus redes por todas partes y las orugas que quedan atrapadas
entre las redes, mueren de hambre y sed. Si es que antes, no son comidas
por esta fea araña.
Poli comenzó su viaje rumbo al Cementerio de
Tulipanes de inmediato, rogando no llegar muy tarde, pues no quería
perder a su única hermana.
Por fortuna, llegó justo a tiempo,
ya que tal como se imaginaba, Colín llevaba días atrapada entre las
redes de la Arañacota y estaba moribunda.
Poli miró a todos
lados buscando algún alimento para Colín, pero solo encontró un Tulipán,
el alimento prohibido para las orugas, por la reina Lea.
Pero en ese momento, las reglas de la reina, era lo que menos le importaba, ya que la vida de su hermana estaba en peligro.
Luego de tres días de haber comido el Tulipán, Colín comenzó a sentirse
muy extraña, pues su cuerpo estaba hinchado y le picaba mucho, además
tenía sueño como nunca antes.
Poli se sintió muy inquieta, incluso lamentó haberle dado el Tulipán a Colín.
En la mañana siguiente, cual sería la sorpresa para Poli, al encontrar a
Colín dentro de un capullo de seda muy extraño, del cual no pudo
sacarla.
¡¡Pobre Poli, había perdido a su hermanita, para
siempre!!... Pero aún no perdía todas las esperanzas y dejó pasar unos
días antes de enterrar a Colín, pues algo en su corazón le decía que ese
no era el fin.
Luego de días esperando, Poli notó que el capullo
comenzaba a romperse y del salió una hermosa criatura que ella nunca
antes había visto.
Tenía unas grandes alas azules, ribeteadas
de un color celeste brillante, era su hermana Colín, que ahora estaba
muy diferente, toda esa mezcla de colores era como estar mirando el mar
cuando quieto en la orilla se posa… ¡Eso era! Algo como “mar-i-posa”.
Que maravilloso descubrimiento habían hecho, esa era la razón por la
que la reina Libélula prohibía comer Tulipanes, pues conocía el poder
que esa flor ocultaba.
Poli reunió durante la noche, a todas las
orugas que ahí se encontraban y luego de contarles lo sucedido, les
ofreció la oportunidad de liberarse de una vez y para siempre, del
dominio de las libélulas.
Como primer objetivo, decidieron que
Colín recolectara muchos Tulipanes para que se alimentara la mayor
cantidad de orugas posible.
Ahora, esperarían que estas orugas
se transformaran en mariposas y luego, todas unidas, irían a la batalla
contra la reina Lea y todos sus súbditos... Así, de una vez para
siempre, serían libres.
Pasaron dos semanas, desde aquella noche y la cantidad de orugas convertidas en mariposas triplicó a la de las libélulas.
Cuando por fin se realizó la batalla entre ambas, la victoria para las
mariposas fue fácil de conseguir, pues las libélulas al ver que su reina
era capturada, huyeron del palacio y la abandonaron a su suerte.
Lea, la reina, fue desterrada a los pantanos en donde nunca más podría
hacerle daño a una oruga o a una mariposa y como es lógico, la pequeña
Colín, se convirtió en la reina de todas las mariposas, Poli, por su
parte, decidió esperar un poco antes de transformarse en mariposa,
puesto que quería que ese momento fuera muy especial.
Pero esa
historia, te la cuento la próxima vez y ya lo sabes, cada vez que veas a
una oruga en un Tulipán, no la espante, pues de seguro, ella sé esta
preparando para ser una linda mariposa.
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