“Don Cicuta” y los “Cicutillas”
La parte
negativa de la primera etapa
de «Un, dos, tres... responda otra vez»
de «Un, dos, tres... responda otra vez»
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Si bien el formato del «Un, dos,
tres...» no fue creación genuina de Narciso Ibáñez Serrador, una de
las genialidades del veterano director fue combinar las tres clases de
concursos hasta entonces conocidas en un solo formato.
A eso se le unió la creación de
“la parte negativa”,
unos señores que se enfadaban mucho si los concursantes ganaban y que
criticaban lo corto del vestuario de las azafatas.
Muchos creyeron que la creación de un jurado negativo para los
concursantes no sería bien vista por el público.
En cambio, Chicho Ibáñez Serrador confiaba en que si se
le aportaba comicidad caería simpático a pesar de su misión. El
personaje tenía que ser un hombre de estrafalaria estampa, con pinta de
empresario de pompas fúnebres, dieciochesco, barbilargo, caricatura de
avaros y envidiosos.
Se barajaron diversos nombres para el personaje:
“don
Arsénico”,
“don
Veneno”,
“don
Cianuro”,
pero el que fue elegido por unanimidad por el equipo del programa fue
“don
Cicuta”.
Ahora había que elegir al actor que le diera vida; tenía que ser un
hombre bueno, tierno, de forma que el público comprendiera que el tal
“don
Cicuta”
no era sino un disfraz tras el que se escondía un estupendo ser humano.
El elegido para el papel fue el veterano actor secundario
Valentín Tornos, que conoció el éxito al final de su carrera,
tras una larga lista de obras de teatro y películas en su haber, gracias
a la televisión.
La misión de
“don
Cicuta”
en el «Un, dos, tres...» era estar muy atento al tiempo que tenían los
concursantes para responder. Transcurridos los 45 segundos
correspondientes, don Cicuta y sus ayudantes hacían sonar las campanas
indicando el final del tiempo. Y otra de las funciones fundamentales de
este gris señor era poner de relieve los fallos cometidos por los
concursantes en sus respuestas.
Junto a don Cicuta siempre encontrábamos
a sus dos compinches, que le ayudaban en sus tareas. Eran
“Remigio
Cicutilla”
(Ignacio Pérez) y
“Arnaldo
Cicutilla”
(Javier Pajares). Ambos reforzaban las sentencias de
“don Cicuta”
con sus gestos y ademanes.
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