martes, 1 de enero de 2013

Mariposa azul

 
....Revoloteó sobre él, y luego se posó con cuidado en la hoja medio hundida.
   “No tengas miedo” le dijo el río... “Quienes se acercan a mí se asustan, pero tú cuando estés a mi lado no tengas miedo.”

   “No tengo miedo...” respondió.

   “Entonces mira en mi interior... dime qué ves...”


   La pequeña mariposa se inclinó. “Veo...”
   Pero no veía nada.
   Se inclinó aún más y volvió a intentarlo.
   “Veo...”


   ...Dudó en hablar; aunque las aguas fluían tranquilas como antes, en su interior adoptaban formas como nunca... Era como si
 
 
hojas y ramas se deslizaran en el fondo. Pedazos de cielo caían encendidos sobre ellas. Y la hoja medio hundida parecía también hundirse de una vez.
   Allí –junto a todo– como si se hubiera rendido a las corrientes del río, lentamente... lentamente viajaba una mariposa azul.

   “...Me veo a mí”, dijo finalmente.


                                             ...

   Durante tanto tiempo había creído que de verdad se conocía, pero entonces por primera vez, sintió que había estado viendo solamente fragmentos de sí misma.

   En su pequeño río, un poco más allá de la cascada silenciosa, contemplaría la silueta entera de sus alas; suave, serena como las hojas colgantes del bosque. Lisa, como las transparentes aguas del río.

   ...Su pequeño cuerpo. Cuánto había cambiado... Ya no era pesado. Ni lánguido... Ligero, que ahora respiraba y atravesaba el viento.
   Extremidades largas y delicadas; que apenas rozaban pétalos abiertos.
   Y en los límites de su  mundo dos antenas  que se mecían; sin detenerse y sin conocer el cansancio. Que conversaban, discutían y reían de vez en cuando entre ellas; que estaban separadas y que sin embargo en su mismo comienzo estaban unidas.


   Por último, sus colores azules. Aquellos que solían adornar las flores ahora se deslizaban suavemente sobre el ancho río... Aspiraban en silencio su frescor eterno, y en su interior vertían cálida su belleza etérea.

   Escondían en lo más profundo la historia del bosque. Y derramaban por todo su alrededor, el brillo del cielo....
 

  

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