jueves, 29 de noviembre de 2007

EL CUENTO DE JUAN


EL CUENTO DE JUAN

Érase una vez un niño que se llamaba Juan y vivía en una casa muy bonita, con muchas ventanas, un jardín con arbolitos y huerta y un columpio para él solo. Juan tenía muchos amigos y le gustaba jugar con su perro, su gato, su canario y con los bichitos de la huerta.
Un día Juan se levantó por la mañana y fue a buscar a su abuelita María.
Pero su abuelita no estaba en la cocina, preparando el desayuno. Así que Pedro salió a buscarla. Vio a su perro y le preguntó:

- Perro, ¿has visto a la abuelita?

El perro no contestó pero movió el rabo. Así que Juan y su perro siguieron el camino.
Vieron al gato y Juan preguntó:

- Gato, ¿has visto a la abuelita?

El gato no contestó pero maulló amablemente. Así que Juan, el perro y el gato siguieron el camino. Juan fue a la jaula de su canario y le preguntó¿

- Canario, ¿has visto a la abuelita?

El canario tampoco contestó, pero trinó y agitó sus alas. Así que todos (Juan, el perro, el gato y el canario) siguieron el camino. En el jardín Juan le preguntó a las mariquitas, al escarabajo y al gusanito si habían visto a la abuelita. Pero claro, ninguno le contestó, porque todos sabemos que los bichitos no hablan. Eso sí, son muy simpáticos y subieron por la mano de Juan para hacerle compañía.

Juan no se atrevió a preguntarle a las avispas y a las abejas, aunque hay muchas en su jardín. Pero Juan sabía que no debía acercarse a ellas, porque le podían picar y eso no le apetecía, claro está. Juan fue a su columpio mientras el perro, el gato, el canario y todos los bichitos del jardín le miraban con curiosidad. El perro ladró, el gato maulló, el canario cantó y cantó. Las mariquitas le contaron los dedos a Juan y echaron a volar, no sabemos si fueron a misa. El escarabajo se puso a tomar el sol en una hojita de col. El gusanito se metió en una manzana muy grande y se perdió dentro, así que Juan tuvo que ayudarle a salir.

Juan ya no sabía dónde buscar a su abuelita. Y siguió columpiándose. Entonces oyó el ruido de las llaves y su abuelita María apareció muy contenta. Juan le preguntó:

- Abuelita, ¿dónde has estado?

Y su abuelita le contestó:

- He ido al mercado a comprar huevos, leche, harina y mermelada.

Y Juan se quedó muy intrigado. ¿Para qué quería la abuelita estas cosas? La abuelita siguió hablando:

- He comprado todo esto para hacerte un pastel¿ porque hoy es tu cumpleaños, Juan.

Y aquella tarde Juan, su abuelita, sus amigos, el perro, el gato, el canario y todos los bichitos del jardín compartieron un rico pastel de mermelada y cantaron a coro el "Cumpleaños Feliz".

FIN

Autor:
Ana López Cepero

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