lunes, 8 de diciembre de 2008

Haba, Habas verdes

Las habas del cementerio

Versión 1:
INFORMANTE: Pedro Collado Mateos (Los Barrios, Cádiz)
RECOGIDO POR: Ana Mª Martínez y Juan Ignacio Pérez

Versión 2:
INFORMANTE: Teresa Casado Montenegro (Fuente Obejuna, Córdoba)
RECOGIDO POR: Juan Ignacio Pérez

Versión 1
Esto que les voy a contar pasó aquí en el pueblo en el año cuarenta, cuando las hambres.
El pueblo era como un cortijo, no como hoy, y en el cementerio no enterraban a nadie porque no se moría nadie. Y fue entonces cuando el enterrador le dijo al alcalde, que se llamaba Espinosa:
-Alcalde, como no se muere nadie, ¿por qué no me deja usted el cementerio para sembrar un algo?
Y el alcalde lo dejó. Mira, sembró el primer año un habal con una cosecha de habas que salió buenísima. ¡Estaba más contento!
Pero una mañana se encontró que se habían llevado todas las habas.
-¡Ay, Dios mío de mi alma, qué ruina más grande, me lo han estropeado todo!
Pero enseguida pensó: “A este lo voy a coger yo”. Y al año siguiente sembró otra vez las habas y, cuando calculó que ya tenía la simiente, cogió una sábana y se metió en un nicho. Y a las tres de la madrugada llegó el otro por lo alto de la tapia y lo escuchó desde el nicho: “¡Tras!”.
-Pues ya está aquí este.
Cuando calculó que ya tenía el saco lleno se lió aquella sábana en la cabeza y saltó del nicho ¡Venga!
Y empezó a decir con voz temblona:
-Soy un alma del otro mundo, soy un alma del otro mundo.
Y el otro, en vez de asustarse y salir corriendo, le contestó:
-Eso lo sé yo, que tú eres del otro mundo, porque si llegas a ser de este ahora mismo te ponías a robar habas como yo.
Y eso fue lo que se le ocurrió. Prefirió contestarle que salir corriendo y todo por las hambres que había en aquellos años.


Versión 2

Un enterrador tenía un huerto y tenía que pasar por mitad del cementerio para llegar al huerto. Tenía las patatas sembradas y fueron y se las quitaron. Y dice:
-A estos los voy yo a escarmentar.
Cogen ellos las patatas, se las echan al hombro metidas en un saco y pasan por un nicho vacío donde estaba metido el enterrador, que dice:
-¡Siete años llevo aquí metido!
-¿Sí? Pues estate otros siete porque como te vengas aquí te vas a ver robando patatas como yo.

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