lunes, 8 de diciembre de 2008

El mochuelo y el gato

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El mochuelo y el gato

Versión 1:
INFORMANTE: Cristina (Algeciras, Cádiz)

RECOGIDO POR: Proyecto Viejos Cuentos

Versión 2:
INFORMANTE: Pedro Guerra, 80 años (Algar, Cádiz)

RECOGIDO POR: Diego José Menacho

Versión 1

Este es un sencillo cuento de un gato y un mochuelo. Que no mucho, pero sí eran un poco amigos. Un día pensó el gato en ir a casa de su amigo el mochuelo. Por el camino del bosque se encuentra a sus vecinos, el perro y el gallo.
-¡Adiós vecinos!
-¡Adiós! -contestan ellos-.
Sigue andando hasta llegar a casa de su amigo el mochuelo.
-¡Toc-toc!
-¿Quién es? –preguntó el mochuelo-.
-Soy yo, el amigo gato, que hace mucho tiempo que no nos veíamos y pensé hacerte una visita.
-Esta bien, ¡entra! –y le abrió la puerta- ¡Cuánto tiempo, amigo gato!
-¡Que alegría me da verte, amigo mochuelo!
-Pasa, pasa y acércate a la chimenea, que hace frío.
Se sentaron los dos, y al calor de la lumbre empezaron a contarse sus cosas, de cómo les iba la vida, a recordar viejos tiempos…
Cuando de dieron cuenta era las tantas.
-¡Pero qué tarde es! Nos hemos puesto a hablar y nos olvidamos hasta de comer.
Y el mochuelo invitó a su amigo gato a cenar.
-Pero antes enséñame la casa.
-No tiene mucho que ver, es una casita pequeña de paja. Pero pasa, pasa, pasa. Estos son los dormitorios -le decía, mientras lo miraba por el rabillo del ojo.
-¿Por qué me miras así?
-Porque no me fío ni una pluma de ti.
-Pero somos amigos, ¿no?
Acabaron de ver la casita y se pusieron a preparar la cena, semillas de árboles para el mochuelo y ratoncillos para el gato.
-Hemos tenido una buena cena para los dos –dijo el mochuelo-.
Era ya tarde y el mochuelo empezó a preparase su camita.
Mientras, el gato pensaba: “La casa me queda lejos, es muy tarde y hace una mala noche”. Así se lo dijo a su amigo el mochuelo. Y le pidió pasar la noche con él. El mochuelo, no muy convencido, le dejó pasar la noche con él. Hicieron las dos camitas y se echaron a dormir.
Pero el mochuelo, como no estaba muy tranquilo, dormía con un ojito cerrado y el otro abierto.
El gato, que de vez en cuando lo miraba, le preguntaba:
-¿Tú porque duermes con un ojito cerrado y otro abierto?
-Porque con el amigo que no es cierto se tiene que dormir con un ojito cerrado y otro abierto –le contestó, el amigo mochuelo-.

Versión 2

Esto era un mochuelo y era una noche muy mala, con mucho frío y mojada. Vio una luz muy lejos y dice: “Yo me voy a acercar a ver qué es aquello”. Y era el chozo de un gato. Y le dice el mochuelo:
-¿Me puedo quedar esta noche aquí?
-Sí, entra para adentro.
El mochuelo entró y se sentó en una silla. El gato estaba tumbado en la ceniza y miraba de vez en cuando al mochuelo.
Por la mañana le dijo el gato:
-Amigo, esta noche has dormido poco.
Y el mochuelo le contestó:
-Cuando el amigo es incierto hay que dormir con un ojo cerrado y el otro abierto.

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