lunes, 8 de diciembre de 2008

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La ballena del Manzanares, en el río de la Miel

INFORMANTE: Antonio Pérez Infante (Algeciras, Cádiz)
RECOGIDO POR: Juan Ignacio Pérez

Todo el que haya vivido en la banda del río [en Algeciras] sabe lo que te voy a contar:
Frente a la antigua estación de RENFE había un almacén de corcho que se llamaba La Corchera Española. Pues bien, cuando había temporal, que eran muchos días, se desprendían de La Corchera Española unas planchas enormes de corcho molido que bajaban por el río y se chocaban una y otra vez contra los pilares de la vía del tren, justo a la altura del puente nuevo, junto al Garaje Hispano. Más de uno decía que esas planchas tan grandes eran ballenas que habían sido arrastradas por el temporal río arriba. Justo lo mismo que pasó hace muchos años en el río Manzanares, que la gente confundió una piel llena de vino con una ballena, y todo porque el que la dejó ir río abajo gritó a unos que iban en una barca: “Cuidado, que va llena” para que se apartaran de su camino. La voz corrió más que el pellejo y la gente ya se reunía en la orilla del río esperando ver pasar a la dichosa ballena.
Esta vez la ballena apareció en el río de la Miel, ya ves, pero en vez de ser un pellejo de vino era una plancha de corcho.

COMENTARIO: Sea como ballena o como barbo descomunal (ver en Sánchez Pérez “El barbo de Utebo”), lo cierto es que este es uno de esos relatos que Chevalier denomina pullas y que sirven de burla entre los habitantes de poblaciones vecinas. Curiosamente, no se da en nuestra versión esta rivalidad geográfica (aunque sí el no menos extendido gusto por la propagación de chismes) y el relato cumple simplemente la función de dar credibilidad, con otro hecho conocido, a una situación vivida por el informante. Algunos estudiosos del tema nos cuentan cómo, debido a la popularidad de este episodio durante los inicios del siglo XVII, a los madrileños se les apodó durante un buen tiempo “ballenatos” y, más tarde, a los naturales de Alhóndiga (Guadalajara) “balleneros”. Otros autores (Agúndez, p. 358), a tenor de los documentos existentes, sitúan el origen de este cuento en la literatura culta y no en la popular.


(Este texto forma parte del libro CIEN CUENTOS POPULARES ANDALUCES. Editado por Asociación LitOral

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