domingo, 21 de diciembre de 2008

El Chiguagua que adoptamos


Una familia que viaja alegremente a Méjico a pasar unas vacaciones pronto descubre que por las calles de Ciudad de Méjico hay muchos perros Chiguagua. Estos perros son originales de este país y muy abundantes, mientras que en el resto del mundo son muy apreciadas mascotas.(NOTA MENTAL: por alguna misteriosa razón que desconozco sobre todo son amados por las viejecitas y viudas)

El caso es que estos perros despiertan sentimientos bondadosos en las personas y parecen decir "Recógeme, recógeme". Para todos aquellos que no sepan cómo es un Chiguagua a la derecha podéis ver un ejemplar. Si a alguno de vosotros os da ganas de adoptarlo es posible parar estas cosas a tiempo con Psicoterapia. ¡Pero habéis visto qué perráncano más feo, coño!

Bueno, concretando: habíamos dejado a nuestros héroes disfrutando de un paseo por Ciudad de Méjico tal y como figura en este retrato que les hizo un pintor callejero:



El caso es que el hijo del matrimonio encontró un chiguagua abandonado en mitad de la calle que se mostró muy receptivo y cariñoso con la familia. Se dejaba acariciar, comía de la mano y pronto todos se encapricharon de tan fantástico animal.

Decidieron llevárselo a su casa a la vuelta de vacaciones y esconderlo unos días en el hotel antes de partir hacia su casa de nuevo.



Cuando la familia llegó a su hogar trataron al Chiguagua fenomenal. Le hicieron una caseta en el jardín y le llamaron "Pufi". Todo era perfecto para todos menos para el gato de la familia que aparte de sentirse desplazado con la llegada del nuevo miembro de la familia, tenía que velar de continuo por su seguridad personal. Es aproximadamente como ser palestino y que tus seis hermanas se echen novios israelíes. ¡Uff! ¡Qué tensión!



El caso es que un día en que la familia se fue de compras al Carrefour Centro Comercial más cercano y al volver se encontraron con una desagradable sorpresa: Pufi, su perro Chiguagua, había sometido a amputacíon traumática de la cabeza al gato familiar. Todos los esfuerzos por salvarle la vida al gato fueron inútiles, como cabía esperar por la magnitud de la herida.

Lo que más sorprendió a la famila fue que el gato había sido ejecutado de un zarpazo por lo que parecía más el hijo bastardo del Yeti que otra cosa.



La familia, de pronto, descubrió que a Pufi, su perro Chiguagua, le habían crecido las garras demasiado en los últimos días, el hocico se le había agrandado y la verdad es que se parecía más A UNA RATA QUE A OTRA COSA. Resultó que habían recogido a una rata de las calles de Ciudad de Méjico. Una rata gigante que había entrado en sus vidas y que había acabado con la vida de su gato. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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