sábado, 22 de junio de 2013

Sangre, balas, muerte



Sangre, balas, voces de canto de una melodía de muerte por donde pasaba el tirano. Nuestras almas no se vencen ante el poder usurpado, luchemos codo con codo ante el pequeño fascista cabreado, que somos bueyes que no humillan ante el espanto.
Perros aullando, cuando caen hacen socavones de un idioma alemán y/o italiano devorando los cuerpos inertes de quienes fueron a la muerte sin esperarlo… nos vigilan desde el pasado.
Mi Manuel, mi Abelardo, mi Ana Belén, mi Adrián, mi Emiliano… todo mi pueblo despoblado por unos cuantos bárbaros que no acatan un poder legalmente votado.
Hambre, pan ácimo de cada día se antepone al hartazgo. Nuestras camas, nichos profundos, cavados con pucheros sin caldo. La guerra ha terminado, comienza ahora la guerra de los marginados.

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