¡Qué calor!
El camello Amadorpasa mucho calor.Es que, entre duna y duna,no hay corriente ninguna.Está el pobre hasta el gorrode sudar siempre a chorros,y hasta la coronillade utilizar sombrilla.Es que a cincuenta gradosno hay bebidas ni heladosque alivien el bochorno.¡El desierto es un horno!Se refresca el hocicomoviendo el abanico.Y, cuando se le antoja,se moja y se remoja.Mas al atardecer,sin saber ya qué hacer,abre un libro que un díale regaló su tía.
Y conoce a Manolo,un pingüino del Poloque patina en el hielocon su hermano gemelo.Se lo pasa genial,porque un niño esquimala ver su iglú lo invita.¡Qué casa tan bonita!Descubre de repenteque puede, con su mente,volar a Terranovasin mover la joroba.
Divertido, Amador,
se olvida del calor.
Hace viajes
librescos
a lugares muy
frescos.
Se echa junto a un
arbusto
y está la mar de a
gusto
con un libro
delante.
¡Leer es fascinante!
(Carmen Gil, www.poemitas.com)
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