- Un fantasma en el jardín
- Texto: Mari Pulido
Ilustración: Ángel Velazco
- Lily está feliz. Le encantan las vacaciones en el campo. Desde
temprano estaba despierta y ahora… ¡por fin! Ya llegó el tren a la
estación. Desde la ventanilla, podía ver el sombrero del abuelo
agitándose en el aire para saludarla.
Pasó todo el día entre los animales del patio, corriendo, alborotando las gallinas, y comiendo guayabas bajo la sombra de los árboles. Hasta la gata Fela la dejó acercarse a sus gaticos… con mucho cuidado.
Por la noche, estaba cansadísima de tanto ajetreo y cuando fue a abrir la ventana de su cuarto para que entrara el fresco… ¡qué susto!
—¡Abuelaaaaa! ¡Abueloooo! –chilló con todas sus fuerzas– ¡Un fantasmaaaaa!
A los gritos de la niña, se armó un jaleo tremendo: los perros empezaron a ladrar y hasta una araña que estaba en su tela salió moviendo las ocho patas a toda velocidad.
—¿Pero qué gritos son esos, muchacha? –preguntó la abuela sofocada.
—Allí, allí. Yo lo vi, abue. Una lucecita, entre tus matas. ¡Qué miedo!
—Ah, sí. Pues a ese fantasma lo cojo yo. –dijo el abuelo con una sonrisa pícara y salió al jardín.
Al regresar, traía una cajita pequeña.
—Aquí tienes tu fantasma, Lily. Prométeme que lo dejarás entre las matas.
Todavía temerosa, la niña abrió la cajita y su rostro se iluminó con una sonrisa…
—Pero, si es un cocuyo –dijo– ¡qué lindo!
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