La Graduación de Cuchufleta
Pelusilla
no se encontraba nada bien. Llamó al señor Topo para que viniera a
verla, a lo mejor podía ayudarla con algún jarabe de los que solía
preparar.
-Por
los síntomas parece que tienes una gripe....en estos casos lo mejor es
quedarse en la cama-. El señor Topo le dio un jarabe para la fiebre y le
aconsejó no salir a la calle.
Eso era todo un contratiempo para Pelusilla. Tenía que desfilar
disfrazada de reina Roja en la fiesta de graduación de su amiga
Cuchufleta la mofeta.
La ardilla se puso de tan mal genio que su cola se puso tiesa y empezó
refunfuñar ¡Maldita gripe! Y justo ahora que tengo un compromiso ¿pero
es que siempre me tiene que tocar a mí? – se tiró un buen rato
protestando tan alto, que todos podían oírla desde el exterior
Panda que la estaba escuchando, se acercó a verla un momento.
-¿Pero qué te pasa? Se oyen tus gritos desde la calle…eres una cascarrabias – le dijo el oso a Pelusi.
-¡Tengo gripe! Y mañana es el desfile. ¡Esto no puede ser! – protestó la ardilla.
¡Vaya mal genio el de la ardilla! Cuando algo no sale como ella espera empieza a gruñir sin parar.
-Gruñir no te sirve de nada Pelusi – dijo Panda - Si estás enferma lo
mejor es quedarse en la cama- trató de convencerla, pero sin mucha
esperanza de conseguirlo.
-¡Ni hablar!...no puedo quedarme en la cama. De ninguna manera puedo fallar a mi amiga –
Pelusilla no paraba de gruñir dentro de la cama. Se sentaba, gruñía y
volvía a tumbarse. Le dolía todo, y sabía que por mucho que ella
quisiera no podría desfilar en la fiesta de graduación. – “Pobre
Cuchufleta....se quedará sin su reina en el desfile, con lo que le costó
hacer el traje y ahora nadie lo lucirá”- pensó sin poder hacer nada.
A Panda se le ocurrió una idea.
-Si quieres yo puedo desfilar de reina Roja - dijo el oso convencido de haber encontrado la solución.
Las carcajadas de su amiga se escucharon a un kilómetro.
- ¿Tú? pero si eres un chico ¿Te imaginas a un oso vestido de reina de
las fiestas??? ¡No, no y mil veces no! Todos se reirán de ti.....
¿Además dónde piensas meterte el vestido? ¡Con lo grande que eres
tendrías que llevarlo en una oreja! -. La ardilla no paraba de decir
cosas, empezó a llorar desconsolada ¡Ayyyyyy! ¡Ayyyyyy! ¡Con la ilusión
que le hace llevar ese traje! Menuda faena…
-Tranquilízate, ya me ocupo yo de buscar una solución. ¿Cuánto falta
para el desfile? -El pobre oso no sabía cómo tranquilizarla.
-¡Mañana! No hay tiempo para buscar una solución.....será un desastre-. Y
volvía a tumbarse en la cama porque la fiebre empezaba a subirle.
- ¡Vamos! No es para tanto. Lo que pasa es que te encuentras mal y por
eso todo te parece tan grave… -Panda pasó un buen rato con ella,
intentando distraerla para conseguir calmarla. Le dio el jarabe para la
fiebre y se quedó esperando hasta que Pelusi se durmió.
Fue a casa de la mofeta Cuchufleta y le contó todo.
La pobre mofeta estaba tan ilusionada con el desfile que al escuchar a Panda, empezó a dar paseos de un lado a otro sin parar.
-Llevo trabajando en ese traje de reina Roja tres meses.... El que gane
el desfile tendrá el honor de vestir a Doña Gata Siamesa. Ese es el
sueño de toda diseñadora de moda.... Si no puede desfilar Pelusilla no
lo hará nadie. El traje está hecho a medida, y ella es la única que
puede lucirlo. ¡Oooohhhh rayos que mala suerte tengo! - Y Cuchufleta
paseaba cada vez más deprisa por toda la casa.
Panda se puso bizco de mirarla y gritó: - ¡Para ya!! Me estás mareando
con tus paseos. Se me ha ocurrido una idea. Mañana Pelusilla estará
lista para el desfile, de eso me encargo yo-. Y con las mismas salió de
casa de Cuchufleta a toda velocidad.
Mientras Pelusilla dormía, Cuchufleta le daba vueltas a la cabeza por si se le ocurría algo.
¿Y si le pide a la coneja Amanda que sustituya a la ardilla?
No eso sería un mal gesto hacia su amiga…Pelusilla siempre la ayuda
cuando lo necesita. Ya está decidido, si no desfila su amiga, no lo hará
nadie…
Panda se adentró en el bosque, tenía que llegar a la colina de los
deseos antes que se pusiera el sol. Tardó un par de horas en llegar,
pero mereció la pena el esfuerzo, aún era de día y podría acomodarse en
el lugar adecuado a esperar la noche. Se tumbó boca arriba mirando al
cielo, esperando la noche con impaciencia… Necesitaba que pasara un
cometa.
Su madre le contó una vez que si ves pasar un cometa y pides un deseo
antes de que se desvanezca se cumple. Y a él se le cumplió cuando pidió
que Pelusilla fuera su amiga ¡Se divierte tanto con ella!
Una vez se disfrazaron de fantasmas, querían asustar a Kimono para darle
una lección por sus bromitas… salieron de noche los dos juntos, y
kimono les dio un susto de muerte jajajajaa. Se pintó con colores
fosforescentes y lucía como un verdadero fantasma. Y es que Kimono es
único para gastar bromas.
El señor Topo volvió a ver cómo se encontraba la ardilla de su gripe. Se
encontró a la pobre en la cama empapada de sudor, la fiebre volvía a
subirle y con el disgusto del desfile cada vez se encontraba peor.
En la explanada del bosque ya estaban montando la pasarela... Al día
siguiente a mediodía empezaba la fiesta de graduación. Y no había Tiempo
que perder
Estaba quedando un escenario precioso…
La coneja Amanda se acercó a casa de Panda a preguntar por Pelusilla, pero no había nadie dentro.
La noche empezaba a caer en el bosque. Panda seguía en lo alto de la
montaña esperando a ver ese cometa que cumpliría su deseo. Ya estaba
casi dormido…
¡Por fin un cometa cruzó el cielo! Panda cerró los ojos y deseó con
todas sus fuerzas…- Que se cure Pelusilla….que se cure esta noche…por
favor, por favor, por favoooooorrr -.
Ahora ya se podía ir a casa tranquilo porque Pelusi se curaría esa misma noche.
Amanda visitó a Pelusilla, parecía una ardilla espachurrada,
“pobrecilla, lo debe estar pasando fatal” pensó Amanda. Charló un ratito
con ella y luego se marchó a casa.
La pobre ardilla amaneció con mucha tos, y no podía parar de sonarse la
nariz….así no podía ir a ninguna parte. Cuchufleta se pasó a verla.
-Hola Pelusilla, ¿Qué te pasa en la nariz? La tienes roja y gorda como
un payaso. ¿Te encuentras mejor? - preguntó la mofeta un tanto apenada.
-Lo siento mucho Cuchufleta….que inoportuna he sido al ponerme enferma.
Debí tener más cuidado cuando jugaba en el río… el agua estaba demasiado
fría. ¡Soy una ardilla tonta!
- No es culpa de nadie, otras veces me has ayudado mucho. Si no desfilas
este año ya será el que viene. ¡Prepararé un vestido espectacular y
serás la reina del baile!- las dos rieron
En ese momento entró Panda por la puerta muy contento.
-Anoche pedí un deseo ¿A que estas curada Pelusi?
- Pues no Panda no estoy curada – contestó la pobre Pelusi entre sollozos – No es justo.
- Creo que lo mejor es que vaya al desfile... al menos veré quien gana
el premio. ¡Te prometo que te contaré todo! –Cuchufleta dio un beso a su
amiga enferma y se marchó.
Panda se quedó con su amiga en casa para consolarla. Le contó historias
que habían vivido juntos; se rieron recordando las veces que Panda se
había caído bajando la cuesta del huerto.
-Ja j aja ¡Soy un poco torpe! En cambio tú eres tan graciosa moviéndote…
Todos los invitados fueron ocupando sus sitos para ver el evento…. Había gran expectación por conocer a Doña Gata Siamesa.
Los animales del bosque, desfilaban con gran elegancia, los trajes de
los diseñadores que se graduaban, esperando que Doña Gata Siamesa se
decidiera por alguno de ellos.
De pronto el señor Topo se percató de su ausencia…. – ¿Alguien sabe
dónde está Doña Siamesa? – preguntó a los encargados de recibir a la
invitada de honor.
-Pu…pu…pues no la he…. hemos vissss….vissss…..visto – contestó el conejo Tartamudo.
La Gata Siamesa no apareció por ningún lado…
Ya había terminado la graduación.
Por la tarde Pelusilla se empezó a encontrar mucho mejor y salió a ver
la fiesta. Cuchufleta al verla se alegró mucho, y Panda le pidió que se
pusiera el vestido rojo ¡tenía tantas ganas de verla!
Cuando Pelusilla se presentó en el baile con su vestido de reina Roja,
todos se quedaron mirando y admirando a la pequeña ardilla.
En ese momento llegó Doña Gata Siamesa, que se había perdido en el camino y estaba muy malhumorada.
El conejo tartamudo la recibió con el mejor de sus saludos y le ofreció
un asiento cómodo, tratando de calmarla. El señor Topo pensó que podrían
desfilar de nuevo todos los trajes, así el ganador recibiría el premio.
Dicho y hecho. Pelusilla lució su traje en la pasarela y se sintió como
una auténtica reina. Cuchufleta estaba muy emocionada, además del
orgullo que sentía al ver su obra maestra lucir tan esplendorosamente.
No ganó el concurso, pero se sintió muy feliz por haber cumplido su
sueño. Hicieron fotos que Pelusilla pensaba colgar en su saloncito.
Doña Gata Siamesa se enamoró de aquél vestido rojo y encargó uno para ella a la mofeta, que daba saltos de alegría.
Panda miró al cielo y dio las gracias a su cometa por cumplir el deseo… ¡Sabía que no le fallaría!
-Hoy ha sido el peor día de mi vida, y al mismo tiempo ha sido el mejor
día de mi vida ¿a que suena raro? – preguntó Pelusilla a sus amigos.
-A mí me ha pasado exactamente igual que a ti – contestó Cuchufleta muy relajada.
-Es muy curioso ¿verdad? Un día puede empezar muy mal, pero si nos lo
proponemos, podemos hacer que acabe bien- dijo Panda un poco tímido.
Esa noche se subieron todos a la colina de los deseos a dar las gracias
por todo. Se encontraron con la coneja Amanda, que estaba allí tumbada.
-¿Qué haces aquí Amanda? – preguntó Panda
-Anoche pedí que la Gata Siamesa se retrasara, para que Pelusilla
tuviera tiempo de recuperarse. Hoy he venido a dar las gracias.
Todos se agarraron de la mano tumbados boca arriba para agradecer a la
naturaleza, y a las estrellas, todo lo bueno que les había pasado.
¡¡Y es que podemos hacer que las cosas cambien a mejor!! ¿A ti que te parece?
Naranja anaranjado….el cuento ha terminado ¿Os ha gustado?