Una Lección para Catrina
Una Lección para Catrina
Era el primer día de primavera y todos los insectos en el Jardín de las Margaritas, estaban muy emocionados.
Porque la reina mariposa, que era nieta de Colín, ofrecería la mano de su hija Catrina en matrimonio.
Atrás habían quedado los días en que las orugas eran esclavas de las libélulas y no podían transformarse en mariposas.
Ahora era todo un lujo poder casarse con una joven mariposa y por esta razón, fueron muchos los pretendientes que llegaron.
Catrina era sin duda, la mariposa más bella del lugar, pero también
debo decirles, que era la más vanidosa y esto en verdad, le traería
grandes problemas.
Pero por el momento, poco a poco fueron llegando todos los aspirantes a la mano de Catrina.
El primero en llegar fue el Señor Chinita, que venía vestido con su rojo e impecable traje, con simpáticos lunares negros.
Cuando Catrina lo vio, le preguntó burlonamente: ¿No crees que estas un poco gordo para ese traje tan ajustado?
Deberías mirarte a un espejo antes de salir de casa, pareces un
rabanito de la huerta, solo te faltan las hojas verdes en la cabeza.
Al terminar de decir esto, se rió con muchas ganas y le dio la espalda.
¡El pobre Señor Chinita se fue muy triste y avergonzado!.La reina
estaba muy enojada con la actitud de su hija, pero decidió no intervenir
todavía.
Luego llegó el turno del Señor Abejorro. El se sentía muy confiado, pues tenía mucha miel que ofrecer.
Todas el mundo sabe que a las mariposas les encantan las cosas dulces y casarse con un abejorro, era una verdadera fortuna.
Pero Catrina era la excepción, pues mirándolo le preguntó muy irritada:
¿Acaso pretendes que me convierta en una mariposa gorda y golosa?
Si es así, estas muy equivocado, ya que no voy a pasar el resto de mi
vida con un feo abejorro comiendo miel.Entonces al Señor Abejorro, no le
quedó mas que marcharse por donde había llegado.
Ahí se iba otro de
los pretendientes, tan humillado como el primero y los que aún no
habían sido presentados, estaban muy arrepentidos de haber asistido y
comenzaron a retirarse.
Aunque no fue el caso del Señor Caracol. Primero, por que tenía una casa que ofrecer a diferencia de los otros pretendientes.
En segundo lugar, le tomaría una semana volver a su planta de donde
había venido y no estaba dispuesto a perder el arduo viaje. Cuando
Catrina lo vio acercarse, no esperó que llegara a su lado, si no que le
gritó desde lejos, que podía irse con su pequeña y húmeda casa sin
ventilación…
Y ahí se iba el penúltimo pretendiente, ya que los
demás se habían retirado en silencio y solo quedaba el valiente Señor
Hormiga.Este le dijo a Catrina directamente: Yo soy una hormiga muy
trabajador y quiero a mi lado, a una mariposa trabajadora.
Así
es que tú decides, pero no estoy dispuesto a ser humillado como los
demás insectos... Entonces Catrina, bajó su mirada y le respondió con un
tímido “no gracias”.
Ya casi había llegado el final del día y la
reina estaba muy furiosa con la actitud de Catrina. Por eso le dijo, que
si no cambiaba su mala actitud, tendría que tomar otras medidas.
Catrina un poco confundida por la reacción “exagerada” de su madre, se
fue a volar cerca de los juncos de la laguna para distraerse.
Ahora quería pasear y pensar un rato, en quien llegaría a ser su esposo,
pues con la belleza que ella poseía, veía muy difícil hallar a un
esposo que estuviera a su altura.
De pronto, se sintió deslumbrada
por un hermoso juego de colores que pasaba frente a sus ojos ¿Quién
sería ese guapo señor? Se preguntó.
Luego pensó, que ella se
merecía algo tan bello como el Señor Libélula, tal parece, que no había
escuchado nunca la historia de su abuela Colín...A Catrina le extraño de
que nadie le hubiese avisado a este caballero, que su mano estaba en
oferta y se acercó a saludarlo.
Lo que ella no sabía, era que el
alimento favorito del Señor Libélula, son las hermosas mariposas, ya que
ahora, solo de esa forma consiguen el bello color de sus alas
satinadas.Cuando el Señor Libélula vio a Catrina acercarse, se extrañó
un poco, pero luego pensó que tal vez era un regalo de su hada madrina y
esperó feliz y atento, para poder comérsela...
... Cuando estaba
apunto de poner sus filudas garras sobre Catrina, apareció de la nada,
Cricri el Saltamontes, que ahora ya era un joven sabio y muy valiente.
Con un gran salto, empujó al Señor Libélula hasta la misma boca de una
rana que bostezaba por ahí cerca, la cual también pensó que el Señor
Libélula e era un regalo de su hada madrina.
Catrina aún asustada,
estaba agradecida por la valerosa acción de Cricri y en ese momento
pensó que una persona desinteresada y valiente como él, sería un esposo
perfecto.
Atrás había quedado la preocupación por la apariencia
física, ya que ahora descubrió, que la belleza exterior no sirve de nada
sin un bello corazón y hasta puede ser peligrosa.
Cuando Catrina
volvió al reino junto a Cricri el Saltamontes, su madre quedó muy
sorprendida por la sencillez de su apariencia.Cuando supo que él sería
el elegido, para ser su esposo, se sintió feliz al ver que algo había
cambiado en su hija y era muy bueno.
Catrina y Cricri nunca le
contaron a nadie lo que ocurrió ese día en la laguna, ya que lo más
importante, es que fueron muy felices y ella nunca volvió a ser una
vanidosa mariposa.
FIN
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