domingo, 13 de junio de 2010

Aún quedan piratas en la Costa de la Muerte

Aún quedan piratas en la Costa de la Muerte

Piratas en la costa de la muerte

Titulo: Aún quedan piratas en la Costa de la Muerte
Autor: JIMÉNEZ DE CISNEROS, Consuelo
Editorial: Grupo Editorial, Luis Vives, Zaragoza, 2003
Colección: Ala Delta



Resumen escrito del libro

Héctor ha suspendido varias asignaturas, y sus padres le envían a pasar el verano con unos parientes a un pueblo gallego. Al principio no le hace fotoninguna gracia pero luego comienza a descubrir un atractivo mundo de historias y leyendas, y se hace muy amigo de su prima Carolina. Un día comienza a recibir extraños mensajes iguales a los que aparecen en La isla del tesoro, que es el libro que se tiene que leer para sus clases de Inglés y también el libro que el abuelo de Carolina le dejó a la abuela cuando fue apresado durante la guerra civil, antes de morir. Gracias a las pistas que encuentran en él, los dos primos descubrirán un tesoro que dejó el abuelo y se enfrentarán a Xan, que le da clases particulares, y a su siniestro amigo Marco, que pretenden quedarse con el tesoro.

Este libro trata de un niño, Héctor, de 16 años que repite 2º de BUP y no iría como todos los años a la Playa alicantina de San Juan que ya tenia pandilla formada y algunas chicas le escribían aunque el no contestaba ninguna carta por que su vagueza.

Como castigo se tenía que ir a A Coruña con sus tíos. Héctor se guardo antes de irse un paquete de tabaco y videojuegos en los bolsillos internos de la chaqueta.
Cuando llegó a la estación de A Coruña su tío le esperaba con un coche
Le llevó hasta una casa vieja y de madera.

La primera noche la abuela empezó a contarle viejas historias de piratas. Entonces la tía de Héctor le dijo a la abuela que dejara de contarle esas historias que le iban a aburrir y Héctor intervino diciéndole a la tía que le gustaban (Héctor no mentía en realidad sí que le gustaban).

Al día siguiente la tía de Héctor le levantó con prisas diciendo:

- Venga Héctor que es muy tarde
- Si son las 8:00 es muy temprano -se quejo Héctor-.
- A la abuela se le había olvidado de decirte que hoy viene Xan tu profesor que te dará clase

Aquel día hablaron con Xan y dieron clase. Ni Héctor ni Xan tenían ganas de nada. Xan le dijo que se leyera la Isla del Tesoro y luego le hiciera un resumen en inglés y ya llegó la hora de que su profesor se fuera pero que no se preocupase por que le había puesto bastantes deberes.

Aquélla la noche hicieron una queimada y el tío de Héctor había invitado a mucha gente para hacerla. Entre sus invitados estaban su profesor Xan y un amigo suyo. Entonces prepararon un fuego para espantar la queimada y cuando prendió el tío de Héctor recito un conjuro para espantar los miedos.

Al día siguiente Héctor despertó y encontró debajo de la almohada un mensaje. Este contenía un cartón redondo pintado de negro (era la señal que había recibido Bill, el pirata de la isla del tesoro). Entonces pensó que era una broma de su prima y fue a decírselo y entonces cuando Carolina se enteró y se enfado y en todo el día no se hablaron.

En la hora de la comida Carolina fue a por el correo y le dio todas las cartas a su padre menos dos que eran para Héctor. Una eran de sus padres y otra era otra vez una carta sin sello; su prima al dárselo se enfado mas aún.

Atardecía y a pesar del relente de la inminente noche y del viento húmedo que sacudía las cortinas de la ventana, a Héctor le corría el sudor. Estaba asomado al alféizar de su dormitorio. Tenia en la mano un catalejo y veía nítidamente el amplio paisaje: la torre de un faro semiderruido sobre el acantilado el sur de la playa y, acercándose a aquel punto dos siluetas inconfundibles: la una, con tricornio y levita; la otra con Pantaleón hasta la rodilla, chaleco abierto y una pata de palo. ¡ERAN PIRATAS! se arrastraban sigilosos sobre la desgastada escalinata de acceso al mar, con barandales de piedra y jarrones adornando los recodos.

De pronto miraron hacia atrás y Héctor sintió como si sus caras se vieran frente a frente. El del tricornio era Xan: su cicatriz aparecía casi rojiza; el de pata de palo era su amigo el de la verbena, cuyo nombre Héctor no recordaba. Los bucaneros no parecía haberse percatado de que alguien les estaba espiando. Descendían casi volando, deslizándose por la cuesta abajo, y de vez en cuando los perdía de vista a causa de los altos árboles y las vueltas del camino.

Tras limpiar con la manga el cristal de su catalejo, oteó más allá: algo se movía junto a las palmeras de la playa... ¡ERA UNA MUJER! Mas no era desconocida … se trataba de ¡CAROLINA! Llevaba un vestido antiguo muy ceñido al cuerpo, con escote y larga falda de vuelo. Su cabellera rubia caía en tirabuzones sobre sus hombros desnudos. Y gritaba… Él no la oía, pero no podía adivinar su terror ¿ que hacer?

Abandonó la habitación y bajo las escaleras de la casa temblando. Cada paso que daba le costaba muchísimo trabajo como si los pies se le pegaran al suelo por mas que quería correr no podía. Cuando consiguió salir de la casa un viento feroz le empujo playa abajo. Ahora no corría volaba. Pero no era la playa era un cementerio y estaba ante una tumba abierta en ella un esqueleto con la mano extendida hacia el tesoro. Él iba a cogerlo, pero de repente el pirata que Héctor no conocía se interpuso amenazándolo con un palo y un alfanje. Mientras el pirata Xan avanzaba con intenciones perversas al lugar en que atada y temblorosa Carolina se retorcía como en una columna de Iglesia.

Carolina ¡No! -gritó Héctor- desesperado. Y su voz retumbo como el eco. Se lanzó hacia el pirata Xan. Inmediatamente el otro pirata le dio con el palo en la cabeza y perdió el conocimiento.

Héctor se dio cuenta de que era un sueño. Al aparecer despierto en su habitación fue al dormitorio de su prima y le dijo:

-Te aseguro que yo no he escrito esas cartas…

Carolina no lo dudo pero le dijo que si era el se arrepentiría. Héctor le contó a su prima el sueño que había tenido y entonces le dijo que subieran al desván porque allí hay había libros de interpretación de sueños subieron al desván y vieron toda clase de cosas: vestidos antiguos, libros había de todo estaban buscando encontraron un baúl

Carolina dijo que eran vestidos antiguas de la hermana de su abuela y Héctor vio un vestido igual que en el de su sueño y le dijo que se lo probará. Ella le dijo que se iba a su dormitorio para probárselo. Héctor entonces encontró el libro que estaba buscando de interpretación de sueños. No paso mucho tiempo y cuando apareció Carolina no pudo contenerse… y dijo:

-Estas igual que en mi sueño …y beso sus labios suavemente.

Al día siguiente encontraron otro libro de la Isla del Tesoro y al verlo se dieron cuenta de que había palabras subrayadas que eran:
-árbol alto,
- diez pies norte
- cara

foto2Entonces supieron que era un mensaje. A base de pruebas y de preguntas se dieron cuenta del lugar del tesoro. Una noche fueron al lugar que era un cementerio. Una de las palabras era "cara". Buscaron una cara y al encontrarla entraron en la tumba y sacaron el ataúd. En ese momento aparecieron Xan y su amigo y le obligaron a abrir la tumba… Encontraron muchas cosas valiosas…

Carolina se intento escapar y Xan le cogió. Entonces Héctor fue rápidamente a ayudarla y entonces sintió un golpe en la cabeza y perdió el conocimiento.

Despertó en un hospital y habló con su tía y aclararon todo y su abuela le concedió que cogiera lo que le gustase por su valentía y se fue con sus padres a Alicante. Héctor cambió sus videojuegos por libros.

Andy (el de Mi Cole)

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