El Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda
Al darse cuenta de
esta situación, la duquesa le pide a su marido retirarse inmediatamente del
castillo y regresar a casa. El duque de Cornwall se retiró del castillo y
reinició la guerra. El amor de Uther por la duquesa era tan grande que se
enfermó y buscó la ayuda de Merlin, el mago de la corte.
Éste le dijo que lo
único que tenía era "Mal de Amores" y que podía ayudarlo con una condición: el
hijo que tuviera con Ingraine se lo entregaría a él (a Merlin), para educarlo y
prepararlo para cumplir su destino, que no era otro que ser el más grande
Monarca de Inglaterra.
Esta
conversación animó a Uther para ir con sus tropas , en busca de su amor. El
duque se enteró de sus intenciones y fue a su encuentro. En la lucha Cornwall
muere y los mensajeros de Uther convencen a Ingraine para que se convierta en su
esposa. Al final, ella accedió y pronto se casaron.
Cuando nació el
heredero, fue Merlin a ver a Uther y éste se lo entregó como había prometido.
La criatura fue entregada a Sir Héctor, un noble de la corte, quien no tenía
conocimiento de la sangre real del niño. El infante fue bautizado con el nombre
de Arturo.
Cuando Arturo
contaba con dos años su padre, Uther, murió. El reinó entró entonces en una
etapa de anarquía casi incontrolable que duró por años. Un buen día Merlin
reunido con el arzobispo de Canterbury le dijo a los nobles de la corte que
sería Cristo a través de un milagro quien señalaría el sucesor legítimo de
Uther. El milagro no se hizo esperar, y en el cementerio próximo a la iglesia
apareció un espada encajada en una piedra. En la hoja de la espada estaba
inscrito: "quien pueda desencajarme de esta piedra será Rey de toda Bretaña por
derecho de nacimiento". Ante este milagro todos los nobles intentaron sacar la
espada, sin ningún resultado.
Fue así como se
decidió que, despues del torneo tradicional de cada año, los caballeros
asistentes podrían probar suerte con la espada milagrosa.
En uno de esos
torneos (años después de la muerte de Uther), participaba Sir Héctor y Sir Kay,
su hijo.Arturo no participaba porque era todavía un muchacho de 15 años, Cuando
se dió comienzo a la competencia, Sir Kay se dió cuenta que no tenía su espada,
entonces le pidió a su hermanastro que se la fuera a buscar a su casa.
Arturo fue
corriendo a buscarla pero no pudo entrar a su casa, pues estaba cerrada,
entonces se recordó de la espada que estaba en el cementerio y fue en su busca.
Tomó la espada por su empuñadura y la sacó con total facilidad. Al entregarsela
a Sir Kay , éste se dio cuenta al instante que era la espada del cementerio, así
que se la enseñó a su padre. Sir Héctor quedó lleno de estupefacción y se llevó
a sus hijos hasta el cementerio. Allí le dijo a Arturo que volviera a meter la
espada en su sitio, Arturo lo hizo. Luego, le instó a que la sacara nuevamente.
Al ver a su hijo adoptivo sacar la espada tan fácilmente se postró de rodillas
al igual que Sir Kay. Arturo se asombró de esto y Sir Héctor, con voz
emocionada, le explicó que desde ese momento sería el Rey de toda Bretaña.
Fueron entonces
donde el arzobispo y le contaron la gran hazaña. El arzobispo reunió a todos
los caballeros alrededor de la espada y dejó probar su suerte a cada uno. Dejó
para el final a Arturo y éste volvió a sacar fácilmente la espada de la piedra,
esta vez delante de un gran número de personas.
Fue así
proclamado de manera oficial como Rey de toda Bretaña y la espada se colocó
solemnemente en altar mayor de la catedral de Canterbury.
Poco después de su
nombramiento, Arturo salió un día a pasear por un bosque cercano al palacio. En
un camino solitario vio a unos maleantes que estaban acosando a un pobre
anciano, cuando éstos vieron a Arturo acercarse salieron corriendo. El rey no se
había dado cuenta que ese viejo indefenso no era otro que el mago de la corte,
el gran Merlín. Éste, lejos de agradecerle su llegada, le dijo a Arturo que lo
estaba esperando y que le iba salvar la vida. El joven monarca no lo entendió y
siguió caminando junto con el mago. Unos minutos después se encontraron con un
caballero en la mitad del camino, quien con aire arrogante les dijo:
"nadie pasa por aqui
sin antes pelear conmigo".Arturo aceptó el reto y, aunque luchó con fiereza, el
caballero era mucho más diestro. Tanto fue así que casi pierde la vida si no es
por la ayuda de Merlin quien, gracias a sus poderes mágicos, adormeció al
caballero. Después de esto Merlin le explicó que el nombre de ese arrogante
caballero era Pellinore y sería el padre de Percival y Lamorak de Gales.
Percival sería uno de los que buscarían el Santo Grial.
Arturo no le dió
mucha importancia a todo lo que dijo el mago, estaba mas preocupado por su
espada, que se había perdido en la pelea. Merlin le aseguró que había una mejor
para él. Entonces se fueron a un lago cercano donde, de una manera misteriosa,
estaba un brazo erguido que empuñaba una espada. "Ahí está tu espada", dijo
Merlin. Arturo no sabía como llegar a la espada y entonces vio a lo lejos una
balza con una joven vestida de blanco. "ella es la dama del lago, debes
convencerla para que te dé la espada".
La dama se
acercó y el Rey le pidó la espada, ella le dijo que se la daría si le concedía
un deseo. Arturo aceptó y la dama le dijo:" Toma mi barca y navega hasta donde
está el brazo, él te dará la espada. En cuanto a mi deseo, te lo pediré
después". Cuando Arturo tomó por fin la espada notó que en la hoja podía leer
una inscripción que decía: "Excalibur" , más abajo decía: "Tómame". Y del otro
lado de la hoja decía: "Arrójame lejos". Esta espada sería la protagonista de
innumerables batallas victoriosas y de grandes hechos eroicos.
El Rey Arturo
comenzó sus primeros años de gobierno pacificando al país, y creando un mejor
estado de vida. Pronto fue respetado por sus súbditos y temido por sus enemigos.
Cuando ya tenía edad para casarse le comentó a Merlin que en una visita que
había hecho al reino de Cameliard había visto a la hija del rey y se había
quedado prendado de ella. Acto seguido le pidió al mago que reuniera una
comisión de representantes del reino británico para ir donde el rey Legradance
para pedir la mano de Guenevere, su hija. El rey de Cameliard quedó encantado
con la propuesta y además de conceder la mano de la princesa le mandó como
regalo una gran mesa redonda que le había regalado Uther. En esta mesa cabían
hasta ciento cincuenta caballeros sentados.
La mesa se
colocó en un gran salón del palacio. Arturo decidió que en ella se sentarían sus
mejores caballeros y que para poder sentarse en ella tendrían que hacer un
juramento especial de fidelidad al reino de Camelot, a la iglesia y a las más
nobles costumbres. Ningún caballero que fuera miembro de esta Orden podría hacer
actos ilegales, deshonestos y mucho menos criminales.
Cuando se reunieron
por primera vez ante la mesa y se disponían a sentarse un gran relámpago seguido
por un fuerte trueno los sorprendió a todos. Merlin, que estaba en el salón de
la mesa redonda, dijo en tono muy solemne: "Caballeros es el momento para que
cada uno le rinda homenaje al rey". Uno a uno fue pasando al frente de Arturo
haciéndole una reverencia como acto de sumisión, fidelidad y respeto. A medida
que iban pasando, el nombre de cada caballero aparecía grabado en oro en una de
las sillas. Una vez sentado en sus respectivos puestos, se dieron cuenta que
sobraban tres. Pronto Merlin les explicó:
"Dos de estos
tres puestos serán para los dos mejores caballeros de cada año, y la otra silla
será sólo para el hombre más digno del mundo. Si alguien no reúne méritos para
sentarse en esta silla y osa sentarse, morirá en el acto". Fue así, que en lo
sucesivo varios caballeros se turnaron el derecho de sentarse en los dos
puestos de honor, pero ninguno se atrevía a sentarse en el puesto prohibido. Ni
siquiera Lancelot, que era el considerado más valiente y digno de todos los
caballeros, osaba con pensar siquiera en la posibilidad de sentarse ahí.
El Santo Grial era
el cáliz donde José de Arimatea había depositado la sangre de Jesucristo. Se
suponía que tenía propiedades mágicas y que el ser que lograra verlo podía ser
testigo de una experiencia trascendental, espiritualmente hablando. Sucedió que
un buen día (veinte años de haberse formado la Orden de la mesa redonda) se
presentó al palacio Elaine, hija del Caballero Pelle, con el hijo que le había
dado a Lancelot.
Al presentarse el
niño en el salón, la silla prohibida fue objeto de un milagro: en el espaldar
apareció grabado en letras de oro "Este asiento ha de ser Ocupado". Sir Lancelot
vio este mensaje y supo que Galahad, su hijo, era el mejor prospecto para
sentarse en esa silla. Tiempo después, Galahad le pidió a su padre el permiso
para formar parte de la Orden, Lancelot se lo concedió. Cuando Sir Galahad
cumplió los 15 años entró al salón de la gran mesa acompañado de un anciano. El
anciano le apuntó el asiento prohibido y todos los caballeros observaron como se
formó magicamente el nombre de Galahad en el espaldar de la silla. Sir Galahad
tomó asiento en la silla prohibida y todos quedaron maravillados y le rindieron
honores al digno caballero. Ese mismo día, más temprano, había aparecido en un
lago una piedra con una espada clavada en ella. El rey Arturo instó a Lancelot y
a Gawain para que intentaran sacar la espada, pero fue Sir Galahad quien la pudo
sacar sin la menor dificultad. Esta espada había pertenecido a un gran caballero
llamado Balin.
Ese día comenzaban
los torneos tradicionales, en los cuales Galahad demostró sus grandes
habilidades guerreras y su valentía. Cuando acabaron esos días de torneo, todos
los caballeros se reencontraron en la mesa redonda. Comenzaron a discutir de las
cosas cotidianas del reino y cuando ya estaba avanzada la conversación fueron
interrumpidos por un fuerte trueno en el medio del salón y seguidamente un gran
rayo atravesó el centro de la mesa. Todos se quedaron estupefactos al ver en
frente de ellos bajar a traves del rayo el Santo Grial. Éste iba cubierto de una
fina tela de oro.
Una vez
terminada la aparición, Sir Gawaine se levantó y con una voz sumamente
emocionada dijo: "Nos ha sido negada la visión del Santo Grial y yo anuncio que
mañana saldré en su búsqueda y no regresaré a Camelot hasta que lo haya visto".
Este anunio contagió a todos. Uno a uno se fueron levantando y haciendo el mismo
juramento.
El rey Arturo
estaba consternado . Con lágrimas en los ojos le dijo a su querido sobrino que
con su decisión había destinado a la Orden a su pronta disolución. Todos los
caballeros se dispersarían por el mundo, y muy pocos regeresarían con vida. La
misma reina y Lancelot estaban tristes y sabían que la Orden de los Caballeros
de la Mesa Redonda empezaba a disolverse para siempre.
Muchas fueron las
aventuras de todos los caballeros que fueron en busca del Santo Grial, pero
fueron tres los caballeros que más se destacaron por sus logros. Éstos eran:
Sir Galahad, Sir Percival y Sir Bors. Ellos se encontraron casualmente en un
cruce de caminos en un bosque cercano al castillo del rey Pelles, Guardián de
las santas reliquias. Fueron allí para cenar y pasar la noche. Durante la cena
ocurrió una aparición del Grial con unos ángeles alrededor de él y un anciano
con un letrero en la frente que decía José. Este anciano dió la comunión a los
presentes, luego se dirigió a Sir Galahad y le dijo: "Ya has visto lo que tanto
anhelabas, pero cuando vayas a la ciudad de Sarras lo verás mucho mejor. Irán
los tres hacia esa ciudad llevando consigo el Grial y esta lanza que contiene la
sangre de Jesucristo. Sólo unos de Uds. regresará a Camelot".
Se fueron los tres
juntos y tomaron una barca que los estaba esperando. Cuando llegaron a Sarras,
el rey de esa ciudad se sintió temeroso por la visita de estos nobles caballeros
y pensó que podrían buscar problemas. Resolvió detenerlos y mandarlos a una
oscura mazmorra. Los tres caballeros pasaron un año encerrados. Durante este
tiempo el Santo Grial los dotó de alimentos y bebidas. Cuando el rey de Sarras
murió, el pueblo liberó a los caballeros y nombraron a Galahad como nuevo
soberano. Sir Galahad gobernó por un año, durante el cual mandó hacer un gran
altar donde colocar al Grial y a la lanza. Después de este lapso de tiempo
ocurrió un aparición frente a este altar.
Delante del Santo
Grial estaba un obispo anciano arrodillado rezando . Todos los presentes:
nobles, sacerdotes y los caballeros, se hincaron y el obispo celebró misa con
ellos. Luego se dirigió a Sir Galahad y dijo: "Ven, acércate y verás lo que
tanto anhelaste". Sir Galahad se acercó, titubeó unos segundos y se volteó hacia
sus amigos.
Con un gesto se
despidió de ellos. En su rostro se veía reflejada la satisfacción de lograr el
más grande sueño que se pueda tener.Después se arrodilló junto al obispo y cayó
muerto al suelo. Su alma subió con un grupo de querubines y las reliquias
desaparecieron para siempre.
Sir Percival
y Sir Bors enterraron a Sir Galahad. Percival se dedicó desde entonces a una
vida ermitaña y moriría después de un año. Fue Sir Bors quien regresó a Camelot
y le contó al rey Arturo y a la reina cuanto había acontecido. El rey comprendió
que al haberse acabado la búsqueda del Grial, ya no le quedaba mucho tiempo de
vida a su reino.
El gobierno del
rey Arturo entró pronto en franca decadencia. Ya la Orden no era tan gloriosa
como antes. Las intrigas dentro de la corte comenzaban a desestabilizar la paz
del reino. Una de estas intrigas ocasionó un hecho triste y que luego
desencadenaría la guerra civil.
Sir Mordrer y
Agravine tramaron una trampa a Sir Lancelot y la reina. Estos caballeros tenían
desde hacía un buen tiempo deseos de adueñarse del poder y destronar o provocar
la caida de Arturo. Encerraron pues a Lancelot y a la reina en un cuarto y luego
exigieron a grandes voces y acompañados de un cuerpo de caballeros que salieran.
Todo esto con la intención de demostrarle al rey de las relaciones adúlteras de
la reina con su más querido caballero. Sir Lancelot abrió la puerta y dejó
entrar a uno de los caballeros y la cerró rápidamente. Mató al caballero y luego
volvió hacer lo mismo repetidas veces hasta que mató a trece caballeros. Entre
ellos estaba Agravine. Entonces Mordred le informó a Arturo que había que
apresar a Lancelot por traicionar al reino, pues estaba claro sus intenciones de
destronarlo y quedarse con la reina. El destino de la reina seria la hoguera,
pues era una pecadora. Los caballeros tomaron diferentes partidos. Algunos
defendieron a Lancelot, otros seguían al lado de Arturo. El rey estaba
confundido, no podía frenar la cruenta lucha. No quería creer lo de la traición
de Guenevere, pero la matanza que había realizado Lancelot no le parecía justa.
Sir Lancelot quería acabar con la lucha, pero tenía que detener a la gente de
Mordred que intentaba quemar en la hoguera a Guenevere. Salvó a la reina, pero
en la lucha tuvo que enfrentar a Sir Gareth y a Sir Gaheris, hermanos de Gawain,
y les dió muerte.
En uno de los
momentos de gran combate el rey cayó al suelo y Sir Bors que apoyaba a Sir
Lancelot le dijo a éste: "Señor, si quiere lo mato y acabamos con esta lucha".
Sir Lancelot le dijo inmediatamente que no y ayudó al rey a subirse al caballo.
Este episodio le dolió mucho, tanto a él como al rey. Lancelot le confió a
Arturo la suerte de la reina, éste le prometió que sería respetada su vida.
Al final decidió
irse al exilio hacia Francia. Sir Gawain juró perseguir al asesino de sus
hermanos hasta matarlo. Se hizo acompañar del mismísimo Arturo para lograr su
venganza, pero no podría satisfacer sus deseos, pues Lancelot lo derrotó en un
fuerte duelo donde casi pierde la vida. Mientras todo esto sucedía, Mordred
había informado oficialmente a todo el reino de la muerte del rey Arturo y se
autoproclamó como su sucesor.
El rey Arturo
partió entonces junto con Gawain y un gran ejército para recuperar el poder. En
la primera batalla contra las fuerzas de Mordred, Sir Gawain cayó mortalmente
herido. Sus últimas palabras fueron de arrepentimiento por no haberse dado
cuenta a tiempo de la alta traición de Mordred y se confesó culpable de haber
alejado al rey Arturo de Camelot para saciar su venganza. Escribió una carta
corta a Lancelot donde le rogaba que regresara a Inglaterra y ayudara al rey a
derrotar a los traidores. Luego de esto, murió.
La noche
anterior a la última batalla contra Mordred, Arturo tuvo un sueño donde Gawain
le decía que debía esperar a Lancelot para enfrentar a las fuerzas del traidor.
Si no hacía esto, moriría junto a Mordred. El rey decidió entonces llegar a un
acuerdo de paz con Mordred, para darle tiempo a que llegara Sir Lancelot.
Mordred aceptó y se citaron un día para hacer oficial la firma del tratado de
paz. En esta cita se hicieron acompañar los dos líderes de todo su ejército. El
clima era tenso y un mal movimiento podía desencadenar la lucha. Fue la
providencia la que ocasionó la desgracia: una serpiente mordió la pata de un
caballo y el jinete sacó su espada para matarla. Esto fue entendido por el
ejército contrario como una señal de guerra y se lanzaron todos ferozmente a la
batalla. La mortandad fue increíble. Perdieron la vidamás de cien mil soldados.
De las tropas de Arturo solo sobrevivió Sir Bevidere. Mordred quedó solo. El rey
vio ante sí a su enemigo y dijo: "Ven vida, ven muerte!". Y se lanzó, con
Excalibur en la diestra, a matar a Mordred. Éste murió instantáneamente, pero
Arturo cayó encima de la espada de su adversario y quedó a su vez muy mal
herido.
Arturo quedó
tirado en el suelo y recordó el mensaje que tenía escrito su espada en un lado:
"Arrójame lejos". Entonces llamó con voz débil a Sir Bevidere y le dijo: "lleva
mi espada cerca del agua y arrójala lejos. Sir Bevidere tomó la espada pero no
quiso deshacerse de ella y la escondió y le contó a Arturo que ya lo había
hecho. El rey le preguntó que qué había pasado cuando la lanzó y Bevidere
respondió que solo había visto a la espada entrar en el agua. Arturo lo
reprendió y le dijo que era un mentiroso y le exigió que cumpliera su petición.
Bevidere trató de engañar nuevamente al rey pero éste se enfadó lo suficiente
como para convencerlo de que debía hacerlo. Al lanzar la espada al agua salió de
su centro un misteriosso brazo desnudo el cual tomó la espada y se hundió con
ella. El caballero quedó profundamente sorprendido y asustado por el fenómeno
que acababa de ver. Al contárselo a Arturo, éste sintió alivio y dijo: "ahora,
llévame a mi cerca del agua".
Cuando llegaron a
la orilla del lago, una balsa estaba esperandolos. En la balsa estaban tres
reinas vestidas de luto, con sus rostros tapados por un velo negro. Sir Bevidere
colocó a su rey en la balsa y con lágrimas enlos ojos se despidió de él. La
balsa surcó las aguas y desapareció de la vista. Nunca se supo el destino del
cuerpo de Arturo y mucho menos la identidad de las reinas que lo acompañaban en
la balsa.
Días después,Sir
Bevidere se encontró con una capilla, en la cual habían enterrado a un señor que
habían traído tres misteriosas damas vestidas de negro. El noble caballero
supuso que ese era el cuerpo de Arturo y decidió construir una capilla cerca y
dedicarse a una vida ermitaña. Mientras todo eso había sucedido, Sir Lancelot se
encaminaba a apoyar las fuerzas de Arturo. Pronto se encontró con la tumba de
Gawain y se enteró de la muerte del rey. Se dirigió entonces hacia la capilla de
Sir Bevidere donde se dedicaría hasta el fin de sus días a la vida ermitaña.
Cuando murió la reina, poco después que su esposo, se trasladó su cuerpo a la
capilla donde se suponía yacía el cadáver del rey Arturo.
El reino de
Arturo había llegado a su fin. La anarquía reinaría un buen tiempo. La corte del
rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda se convertirían en leyenda y
nunca más volverían a coincidir hombres tan dignos con ideales tan puros en un
mismo lugar y en una misma época.
Fuente Consultada: Las Curiosas Leyendas
Celtas
Editorial: Kiev
Autor: Michael Misther
Editorial: Kiev
Autor: Michael Misther